Opinión

Políticas migratorias

El hecho de no ser jurista me impide naturalmente determinar los aspectos legales que envuelven y determinan las cesiones efectuadas unilateralmente por el Gobierno presidido por Pedro Sánchez al grupo independentista catalán en respuesta a su posición favorable de última hora para aprobar un paquete de medidas implicadas en la gobernabilidad y administración del país. Salvar un match point in extremis y mantener incólume su condición de superviviente, contribuye a mantener ese perfil insumergible que la ha sido fiel y le ha servido hasta ahora jalonando con comportamientos sorprendentes su existencia política desde que su propio partido lo tiró por una ventana y Sánchez se levantó, se sacudió el polvo y se metió en un coche para recorrer el país y recuperar su estatus. Sánchez volvió con el cuchillo en la mano y degolló a todos los que le habían sido infieles.
Pero esa traza tan cinematográfica que acompaña al presidente y que convierte su figura en un atractivo material para protagonizar un biopic en cualquier cadena de televisión no le hace necesariamente bueno ni lo convierte en un gobernante respetable sino todo lo contrario. Es verdad que las condiciones incluso indecentes que ha planteado el independentismo catalán para pasarle este primer asalto –tiene tal aroma xenófobo este legado que permite a los gobernantes catalanes gestionar la política migratoria quebrando el principio constitucional- parten de los que mandan que son, y ese es otros de los aspectos más comprometidos de este extraño e inclasificable acuerdo, los miembros de un partido extremo que es Junts. Paradójicamente, los socios de Junts en la gobernabilidad de Cataluña no han sido consultados al respeto. Y este pequeño detalle añade más complejidad aún a un potaje incomible e impresentable que ni ha sido legalmente definido ni puede en principio ponerse en marcha sin lesionar el marco legal de nuestra soberanía nacional.
Pero quien acepta es el PSOE y quien cede es el PSOE. Por tanto esa es la responsabilidad socialista quien ha abierto otra puerta a la nada prometiendo aquello que no puede prometer y aceptando reglas que afectan no solo a sus relaciones políticas con Cataluña sino a jueces, policías, fronteras, instituciones nacionales e internacionales y muchas cosas más. No hay más que un compromiso para salvar la cara y luego ya veremos cómo articulamos. Un desastre-.

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