Opinión

Sin noticias de Sánchez

La decisión adoptada  por el presidente Pedro Sánchez quien, dolido porque un juez ha abierto diligencias a su mujer para comprobar si hay en sus comportamientos atisbo de proceder no lícito ha decidido tomarse cinco días de asueto para reflexionar sobre su futuro, está originando como era de esperar, un verdadero cataclismo. La respuesta más ardorosa a esta inusual situación la protagoniza el propio PSOE, para quien ni el novio de Ayuso ni la esposa de Rajoy son ejemplos comparables a la situación a la que se enfrenta Begoña Gómez. Ellos no tienen derecho a  ser respetados pero Begoña, sí que para eso es Begoña. Como ha dicho públicamente Patxi López resumiendo el estado de frenesí emocional de Ferraz: “el amor lo puede todo”. Sin embargo, hay materia para el análisis y una de las primeras situaciones a analizar es ese toque a movilización general ante la retirada voluntaria del líder a sus cuarteles de Moncloa para calibrar su propio e  intransferible porvenir político. La famosa carta, que pasará a los libros de Historia por derecho propio aportando en su paso a la posteridad incluso sus ligeros errores sintácticos para constatar que su autor la redactó en soledad y sin auxilio de su habitual equipo multidisciplinar de asesoramiento, eligió para darse a conocer la hoy denominada red X, que corresponde al antiguo Twetter, un sistema de comunicación que utiliza un reducido porcentaje de la población del país. Es necesario por tanto suponer que los pocos que nos la hemos leído íntegra  hemos tenido que apelar para ello a los medios de comunicación que la han servido, lo que en principio desdice la propia intención del remitente de dirigirse a toda la ciudadanía.
En definitiva, que Sánchez ha elegido libremente estos procederes tan originales, y habrá de rendir cuentas futuras de ellos tome el camino que tome el lunes. Pero salvo que la Fiscalía, -obedeciendo órdenes que vienen de donde vienen- consiga el archivo de la causa a la que se ha añadido otra querella interpuesta por una asociación ultraconservadora más, este sainete de amor, dolor e ira que Sánchez protagoniza como si fuera el argumento de una serie de cadena televisiva, no impide que el juez Peinado siga instruyendo y tome decisiones. El lunes sabremos si Sánchez se va o se queda. Pero quizá no sepamos si Begoña es imputada o queda libre. Él mientras tanto medita. Y por primera vez, de él no hay noticias.

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