Opinión

Mujer, porque tú lo vales

Por hipocresía llaman al negro moreno, trato a la usura, a la putería casa y al mozo de mulas gentilhombre del camino”. Hoy Francisco de Quevedo añadiría: al fulanismo gregario lo llaman feminismo, discriminación positiva a la criminalización del hombre, igualdad a la borrachera en minifalda y 8-M al patetismo que camina. 

Las hembras alfa manipulan la verdad al decir que estuvieron siempre sometidas: han sido emperatrices, sultanas madres, concubinas de magnates; han legislado, intrigado, provocado guerras; han sido artífices, cuando no causa, de grandes acontecimientos históricos, desde la guerra de Troya al Anglicanismo. “Entre que las mujeres nos gobiernen o que los gobernantes sean gobernados por las mujeres no veo ninguna diferencia”, decía Aristóteles.

Las hembras alfa manipulan la verdad al decir que en el transcurso de la historia siempre han estado sojuzgadas, cuando desde Nefertiti a Cleopatra pasando por Mesalina hicieron de muchos hombres títeres; cuando durante la Edad Media vemos al varón postrado ante la esposa, la madre, la hembra; cuando todo el Renacimiento literario, con su amor platónico, no ha hecho más que enaltecerlas, desde Dante Alighieri a Garcilaso de la Vega. Todas las virtudes son representadas por mujeres. Y también la Justicia. Y la Libertad guiando al pueblo, de Delacroix. Y “La Piedad”, donde Miguel Ángel coloca al propio Dios en el regazo de su madre como si fuera un bebé.  

¿A qué tantos elogios a la mujer que ha decidido trabajar fuera de casa? ¿A qué tanta barahúnda? ¿Por qué no, mejor, a las que así lo decidan, reconocerles como grado de FP “sus labores” y retribuírselas?  ¿Será porque una reina de España y una “ministra de Desigualdad” han podido llegar a sus poltronas gracias al “ser vos quien sois” de sus parejas? ¿Será porque en el mercado del vicio, o en las pasarelas de moda, o donde se cotiza el atractivo físico ellas son siempre las mejor pagadas?    Las hembras alfa manipulan la verdad al decir que son de distinta catadura que los machos ídem; y al decir que son iguales también lo hacen: seductor es el aquel que se va sin consumar; seductora es la que vende sus favores, en la prostitución o en el matrimonio; y manda a dormir al sofá, eso jamás lo haría un marido, para tenerlo cogido por las gónadas.
 

¿A qué viene esta misandria virulenta (inoculada por el gobierno) que reparte carnets de idoneidad sólo entre quienes mean en cuclillas? Las mujeres de verdad, porque lo valen, no porque se emborrachen, aireen el clítoris o nos injurien (a veces entre ellas mismas se irrespetan) en chabacanas tamborradas, no necesitan que nadie las defienda. Otras ya son madres, por tanto soberanas del mundo.

El 8-M esparció por las calles el virus hembrista del que el gobierno es portador. A mayores contagió el coronavirus. Recupérese ministra, que la enfermedad no quita lo imprudente.   

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