Opinión

El parto de los montes

Todo lo que existió y todo lo que existe: Google, la Nasa, la Capilla Sixtina, o las Pirámides; todas las lenguas que se hablan en el mundo; todos los Pasteur, los Darwin o las Curí; todos los que han dado su vida por una causa. Todos los que hoy vivimos, como jamás antes en la historia del planeta, nos aprovechamos de la impronta que han dejado quienes nos precedieron. El presente se sustenta sobre el pasado, la vida sobre la muerte. Irrefutable. 

“Gaudeamus igitur”, “alegrémonos, pues –dice el himno universitario por excelencia- la vida es corta, la muerte llega rápidamente”; y sigue: “Vivant omnes virgines, / fáciles, formosae / vivant et mulieres / tenerae, amabiles / bonae, laboriosae”, “gloria a todas las vírgenes”, el resto no requiere traducción ¿Qué están esperando la vicepresidenta Carmen “Calva” (hay que visibilizar lo femenino), o los ínclitos marqueses de Galapagar (licenciados en demagogia y oportunismo) para cargarse este himno supremacista? Sendos a tres no paran de amonedar chorradas en lo referente al lenguaje inclusivo, de erigirse en censores de la RAE y de instigar la lucha armada entre hombres y mujeres.     

Los políticos que ahora nos gobiernan han descubierto la pólvora (desde luego no han descubierto el Pacífico) para enfrentarnos unas contra unos. Atilas de la palabra, donde sus señorías rebuznan no nace más hierba. Paja es lo que hablan, paja es lo que comen; la necesitan para subsistir en la política.

“Españoles, Franco ha muerto”, lo dijo Arias Navarro hace más de cuatro décadas. Eso va a misa. Caput. Finito. Por más que se empeñe la progresía, ése ya no resucita. Era de Ferrol, no Galileo. Yo no corrí delante de los grises como un héroe, ni detrás de las señoras como un obseso. No puedo hablar de lo que no viví. La España que dejé, y a la que retorné tras la diáspora gallega, era respetuosa, trabajadora, hospitalaria ¿Cuándo se jodió? ¿Cuándo comenzó este ritual de desfloramientos y violaciones? ¿Cuándo este talante macarra? ¿Cuándo esta tradición de acosadores a propias y foráneas? Tal parece que los españoles ya no valemos ni para donar sangre; los órganos tienen que arrancárnoslos de entre las uñas, de puro miserables.      

“Finis corona opus”, el fin corona la obra: España, a mucho orgullo y asad honra. No tengo miedo al pasado, temo al futuro. Los políticos que ahora gobiernan me dan más miedo que Franco ¿Por qué derroteros va el desorden mundial? ¿De qué lado nos pondremos en el reparto de hegemonías? ¿Tenemos un proyecto a nivel europeo? ¿Peligra nuestro turismo? ¿Podremos asegurar las pensiones? ¿Cómo nos afecta el Brexit? ¿Y los aranceles? ¿Y la deuda externa?

“Parturient montes, nascetur ridiculus mus”, parirán los montes, nacerá un ridículo ratón. Los políticos serán las comadronas. 

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