Opinión

Vigo inglés, francés y portugués

Ramón Patiño, incansable investigador del pasado de Vigo, mantiene con datos contrastados que la Ría pudo ser perfectamente como Gibraltar o una ciudad tan francesa como Burdeos. También pudo acabar en manos portuguesas. Los tres países trataron de conquistarla por razones estratégicas al considerar que se trataba de un punto avanzado idóneo para controlar las rutas del Atlántico, en especial como puerto protegido, capaz de albergar una gran escuadra y para el desembarco de hombres y mercancías durante todo el año. No se equivocaron en el diagnóstico: todo eso es el puerto de Vigo hoy, clave para el desarrollo de esta ciudad.  ¿Nos habría ido bien siendo Gibraltar gallego? No lo creo en absoluto. Las colonizaciones británicas destacaron por ser extractivas en cuanto a sus fines económicos y por el rechazo frontal a mezclarse con la población local, que generalmente era apartada o literalmente liquidada. En cuanto a los franceses, quizá las cosas habrían sido algo mejores: Napoleón decidió crear la provincia de Rías Bajas con capital en Vigo, sin olvidar que la industria que transformó esta ciudad fue Citroën, luego PSA y hoy Stellantis, más francesa que la baguette. No obstante, a los vigueses de 1809 no les pareció atractivo unirse a la Republique. Con respecto a la invasión portuguesa del siglo XVII, lo mejor habría sido que España y Portugal no se hubieran dividido y formaran un solo país, una historia frustrada por múltiples razones que quedan en manos de los historiadores. Hay un ejemplo de lo contrario, la extremeña Olivenza (Olivença para los lusos), conquistada manu militari poco antes de la llegada de los franceses y que todavía hoy aparece como territorio irredento portugués.  Así que no, mejor Vigo como está, una ciudad atlántica que según indica Patiño pasó en el siglo XVI de aldea a pueblo y a principios del XIX de villa a ciudad. Y hasta hoy.

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