No puede ser casualidad que los máximos responsables en Vigo de la Autoridad Portuaria, la Xunta y la Diputación, todos ellos designados desde la Presidencia del PP, se declaren a sí mismos como técnicos más que políticos. De hecho, lo son. Carlos Botana es funcionario del Puerto, donde ha mantenido varios cargos internos en 20 años y no tiene otro horizonte que servir a la comunidad portuaria como un experto, lo que le ahorró mucho tiempo a la hora de comenzar a tomar decisiones. Ana Ortiz también es funcionaria y ha desempeñado varias ocupaciones, entre ellas la secretaria técnica de la delegación de la Xunta en Vigo que ahora dirige. Precisamente por su perfil, fuera de toda carrera sucesoria, fue también nombrada presidenta de la gestora del PP hasta el congreso, al que no se presentará. En cuanto a Luisa Sánchez, ella misma se ve así, como gestora antes que política, lo que le viene de su largo periodo al frente de los números en Povisa. De rebote, por la saga/fuga de Marta Tapias que lo ha removido todo, se ha convertido en vicepresidenta de la Diputación y su rostro en Vigo. Todo ello nace precisamente de la decisión de dejar a Tapias como única voz del PP, sin competencia. Así son las cosas.
Pero no siempre ha sido así. Recordemos. Hace no tanto había un exconselleiro al frente del Puerto, una exalcaldesa en la Delegación de la Xunta y a la presidenta local del PP en la Diputación, todos con diente afilado. En el PSOE, en cambio, no se andan con bromas: un político, David Regades, de vuelta a Zona Franca para hacer sobre todo política. Nada de perfiles técnicos, ¿para qué?
