Hace hoy 94 años se proclamó la Segunda República en Vigo, el 13 de abril de 1931. Puede sorprender: un día antes de la fecha oficial. Es un hecho constatado que fue el primer ayuntamiento en España, aunque los historiadores discuten si unos minutos antes lo hicieron en Redondela o Eibar. No obstante, los periodistas de entonces coincidieron en que fue en Vigo donde primero se izó la tricolor después de unas elecciones municipales que nadie sabe quién ganó porque nunca se publicaron los resultados. En cuestión de horas el Gobierno decidió dimitir y así el día 14 llegó la Segunda República, que trajo enormes avances como la separación de la Iglesia del Estado y el sufragio femenino universal, pese a la oposición del partido socialista, que temía la influencia de los curas. Así son las cosas. Luego llego el desastre, con el golpe contra el gobierno republicano desde la izquierda, el fraude electoral de 1936, confirmado plenamente, y el golpe de estado militar, la guerra civil y la dictadura. Quiero decir que aunque hay muchas razones para reivindicar la república, hay pocas para celebrar la Segunda, que fue un desastre probablemente por la falta de auténticos demócratas: demasiados revolucionarios y reaccionarios. La república tiene que ser como la francesa o la alemana, no como la coreana. De todas formas desde mi condición de republicano convencido, estoy de acuerdo que la cuestión es democracia con libertad o autocracia sin libertades. Aunque es poco conocido, en España se votó en 1978 entre monarquía y república en el Congreso de los Diputados a instancias del PSOE. Y salió monarquía. Aun así, si en democracia y libertad, mejor en una república.
