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Política

Cuando el Reino Unido le declaró la guerra a Hitler en 1939 por haber invadido Polonia después de firmar un tratado de paz con el primer ministro Chamberlain hubo un drástico cambio en el gobierno británico. Se disolvió el parlamento, renunciaron los ministros y se creó lo que llego a conocerse como el ‘Gabinete de Guerra’. Acudieron al único verdadero político del país a poner en marcha dicho gabinete para hacer frente a la inminente amenaza nazi al continente europeo. Llego Winston Churchill, puso manos a la obra, aparcó las diferencias políticas entre conservadores y laboristas con Clement Atlee - laborista - como su vice/primer ministro. Aunque sea un breve resumen es suficiente para demostrar, como dice el refrán anglosajón ‘all bets are off’ (se anulan todas las apuestas) que Europa debe efectuar unos cambios políticos dramáticos para afrontar esta amenaza a la paz y vida cotidiana al que había estado acostumbrado desde el final de la II Guerra Mundial. En otras palabras, que las prioridades de cada país, especialmente en los grandes privilegios sociales al que la sociedad europea está acostumbrada, deben ser afrontadas en nombre de la ‘sobrevivencia’ humana.
 Todo esto esta ocurriendo gracias a un sádico psicópata ruso llamado Vladimir Putin que ha planificado un gran genocidio hace décadas finalmente invadiendo un pueblo indefenso llamado Ucrania. Aparte del horror militar, los efectos secundarios en todo el continente se multiplican diariamente. Como dicen los argentinos, el ‘kilombo’ que ha causado a toda clase y de todo tipo de enlaces entre los países, desde gaseoductos a suministro de víveres, es tremendo. Esto está repercutiendo en todos lados. Y sigue y sigue sin poder reagrupar las fuerzas colectivas en cada sociedad para hacer frente a tanto cambio. Pasemos a España. Sube el IPC, comienza a sentirse un parón en algunas industrias por falta de suministros, aumenta el desempleo, y lo que es peor, se acelera el pánico en la sociedad que ya estaba sufriendo por los efectos de la pandemia del COVID-19. En otras palabras, que la economía en general se está desplomando ¿Y qué están haciendo los políticos, todos? Desde la Moncloa, la oposición, las autonomías, las diputaciones y finalmente los ayuntamientos. ¿Reconocen que el país está en un estado de guerra, aunque no sea inminente? 
Si no me equivoco, la Constitución, en caso de necesidad de defensa permite declararlo como tal transfiriendo todos los poderes al gobierno similar a lo que ocurrió en el Reino Unido. Sin embargo, y de acuerdo con los medios de comunicación, siguen los políticos con muchos asuntos mundanos, aunque reconocidos como normales dentro de la democracia, inadvertidos de esta situación. ¡Si! Se está discutiendo ‘otras cosas’ en los parlamentos, insultos incluidos. ¿Pero hay movimiento serio? Me explico. Gasto público. Comenzando con las ayudas de la Unión Europea de 20000 millones de euros. Aquí no hay cambio. Obras públicas. 
Pueden que sufrirán un retraso. Pero y el mismismo gobierno. Háganse esta pregunta. ¿Saben cuántos ministerios tiene el actual gobierno? Nada menos que 19. ¿Y en el anterior gobierno? ¡8! Cada ministerio, aparte de la cúpula, tiene secretarias y funcionarios. Que alguien me aclare porque se necesitan tantos políticos para gobernar al país. Dilecto leyente/a, estamos en una situación de emergencia. Hay que cortar dramáticamente, no solo el gasto, pero la burocracia creada por tanta política. Aunque estoy jubilado, Hacienda me considera de la clase media pudiente y todos los años pago un mogollón de dinero a las arcas públicas. Es hora de reflexionar y priorizar las necesidades de España para sobrevivir esta puñetera situación bélica.

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