Opinión

el monstruo de la autonomía

Vigo vive su particular saga con Peinador con ríos de demagogia, algunas ideas y un debate distorsionado cuando la cuestión parece sencilla: pedir de inmediato una reunión de administraciones y plantear una coordinación aeroportuaria y de rutas que tendría que realizar un equipo profesional. Si nada de esto ocurre, y –todavía peor- si la Xunta decide renovar de una u otra forma el acuerdo con Ryanair en Santiago, los representantes municipales vigueses tendrían vía libre para tomar decisiones unilaterales que probablemente lograrían un amplio consenso. Pero sólo como última alternativa, no como cuestión prioritaria, como plantea el alcalde.

Bugallo hizo un planteamiento coherente con la forma de ver las cosas desde Santiago y que sólo se puede entender como un centralismo autonómico, lo que parece un oxímoron y no lo es. La autonomía, ejercida de forma cada vez más amplia hasta parecer soberanía a lo largo de 32 años, ha generado sus propios monstruos, siendo el compostelanismo uno de los mayores. De ese concepto nacieron la acumulación de dotaciones e infraestructuras para una pequeña ciudad y en último término la idea de que TODO debe estar en Santiago, donde hay muchas cosas, salvo población. De todas formas, promete dar juego el nuevo capítulo de Caballero contra todo, incluido su partido.

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