Opinión

COSA DE MUJERES

En el tramo final de la campaña han hecho su aparición dos mujeres. Una como Rosa Aguilar, cuyo ministerio nos afecta tanto aunque no lo parezca, ha sido duramente increpada por aquellos que le recuerdan que siempre había militado en IU, que con IU logró encumbrarse a un puesto de tanta proyección como la alcaldía de su ciudad natal, Córdoba, y que los dejó tirados por saltar las alambradas y pasarse al PSOE bajo cuyo manto ha desempeñado un ministerio con suerte desigual y bajo cuyas siglas encabeza la candidatura al Congreso por esta misma provincia andaluza.

El otro rostro de mujer que se gana el privilegio de la actualidad no es otro que el de Carme Chacón en sus últimos días como titular de Defensa y que en este postrero recorrido que le separa de seguir manteniendo el partido a la cabeza de los votos en Cataluña ha expresado un pensamiento de los que dan que hablar y que muestran con cierta claridad que, a partir del día 20 y en función de los resultados que se obtengan de esa cita, en el socialismo va a haber más que palabras y ya hay quien aspira a tomar el relevo del actual candidato si los resultados cosechados por Rubalcaba no cumplen los mínimos.

Las vidas de Chacón y Rubal-

caba han confluido con cierta frecuencia para bien y para mal, y han pasado -como suele ocurrir en política- de una relación afectuosa y pródiga en complicidades y leal colaboración, al áspero terreno de la confrontación que es donde por el momento han acabado. Chacón se ha postulado abiertamente para recoger el testigo si es que se produce el marco adecuado para hacerlo. Da la impresión de que encarna el relevo generacional.

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