Opinión

La campaña más violenta de mentiras y mezquindades

Esta ha sido la campaña electoral más violenta, nauseabunda, orlada de mentiras, mezquindades y ataques “ad hominem” que se recuerda. Si Núñez Feijoo nos dejó perplejos al insistir inverazmente en hechos y datos contrastados; Sánchez dio muestras de su cinismo al justificar el abandono de lo que dijera que eran “sus principios” en la acción política como meros “cambios de opinión” para justificar sus embustes y las decisiones que desarman al Estado si se quieren repetir los mismos hechos del “procés” y si alguno tuviera duda de que algunas de sus más polémicas decisiones fueron el pago a los votos de ERC y otros que lo instalaron en la Moncloa, ahí están las declaraciones de Rufián de que indultos y reformas del Código Penal le fueron impuestas, y la advertencia de que en lo venidero el precio va a subir. ¿Hasta dónde? Y mientras sus consocios se reafirman en sus objetivos, Sánchez se atreve a decir que Cataluña está mejor y que se cumple la Constitución, obviando el detalle de que ni siquiera se iza la bandera de España e la mayoría de sus ayuntamientos. Normal.

Otra vez, para justificar sus propios actos, los timbaleros de Sánchez han recurrido al viejo truco de exhumar aquellos actos similares a los suyos que perpetrara la derecha, lo que es argumento reversible. Si lo hizo la derecha, ¿cómo se entiende que el PSOE haga lo mismo? ¿dónde queda la diferencia moral? Esta vez hemos visto exhumar la famosa foto y peligrosa relación de Feijoo con el narcotraficante Marcial Dorado, “Marcial de la isla”, que desde luego es un baldón de difícil olvido. En su día escribí que es imposible que el candidato del PP que navega con el delincuente ignorara cuáles eran sus actividades “empresariales”. Ya he contado que el capo arousano me puso una demanda civil para ver de intimidarme cuando yo publicaba sus actividades y que se la tuvo que envainar, cuando llegó a señalar de que mis escritos atentaban a su honor y era causa de los trastornos que padecía su esposa. Que a Feijoo le recuerden esta parte de su pasado lo perseguirá siempre, pero que no diga que no sabía quién era su amigo.

El otro gran vertedero de esta campaña ha sido el intento de blanqueo de ETA, digo de Bildu. No me gusta el eslogan “Que te vote Txapote”. Es de mal gusto, y aunque suene en pareado es una vulgaridad que inevitablemente recuerda un hecho deleznable. Y si se critica que Feijoo rememorara la coincidencia de la fecha del asesinato (que no ejecución, que suena de otro modo), la réplica de que el actual brazo político que sostiene los objetivos de ETA viene a ser un socio honorable del gobierno de progreso. Luego, ¿por qué el doctor Sánchez marcaba distancia cuando decía aquello de “No es no y nunca es nunca” o su partido (“y los socialistas somos de fiar”, Carmen Calvo Dixit). O era que le influía la derecha.

En esta campaña se ha dicho que todo es normal porque ETA no existe, o sea, que no pega tiros en la nuca, aunque Bildu acomode a sus pistoleros en listas electorales. ETA no mata, pero durante mucho tiempo perseverarán sus secuelas, de más de 300 crímenes impunes y la vida destrozada de cientos de familias. Yo conozco a una que tuvo que huir del País Vasco para salvar la vida. Él era subdirector de un periódico y ella catedrática de su Universidad y se negó a aprobar (como hicieron otros) sin presencia alguna, a etarras en prisión matriculados, de suerte que mediante falsos estudios y carreras obtenían reducciones de condena y otros beneficios penitenciarios (claro que ahora, con los presos concentrados en el País Vasco se redimen realizando cursos de jardinería) Por cierto que aquel fraude lo paró Aznar, y luego se perfeccionó con la reforma del Código Penal. Me contaba mi colega el drama diario de tener que ver debajo del coche antes de ir al trabajo, por lo que, ante el riesgo de asesinato, el matrimonio tuvo que dejar su vida e irse a una ciudad andaluza como recurso. ETA no mata, pero seguimos sin saber la suerte de los tres jóvenes gallegos que secuestró, torturó e hizo desaparecer.

Por cierto, a los citados timbaleros de Sánchez, que ahora exhuman todas las maldades y versiones de la derecha, especialmente centrada en Aznar, se les olvida citar entre sus miserables acciones el indulto que otorgó a Barrionuevo y Vera, condenados a prisión por el asunto aquel de los fondos reservados y el GAL. En suma, toda la porquería acumulada ha surgido a borbotones por todos los lados. Hay por cierto en estas elecciones un hecho curioso: muchos de los que no votarían a Feijoo verían con buenos ojos que Sánchez se jubile como presidente del Gobierno, y como han manifestado desde ministros a diputados del PSOE, la propia regeneración del partido comenzará cuando el actual secretario general y su equipo sea sustituido. En resumen: Han mentido todos. O sea, que como ya cité a Indro Montanelli habrá que ir a votar tapándose la nariz. El problema es a quién.

Te puede interesar