Opinión

El narcisismo desbocado de Pedro Sánchez I de España

El endiosamiento y engreimiento de Pedro Sánchez es ya tan brutal que ni lo disimula por muy sonrojantes que sean sus vanidades. Y voy reproducir literalmente sus palabras de hace unos días, porque nos dicen a las claras las pretensiones de este nuevo “Rey Sol”: “Una de las cosas por las que pasaré a la historia es por haber exhumado al dictador de su monumento y reivindicar el pasado luminoso del republicanismo”. Pues bien, “el que pasará a la historia” -por exhumar un cadáver de hace medio siglo de una sepultura para trasladarlo a otra- está dejando un legado de un país con 3.364.710 personas inscritas en el SEPE y que no trabajan; una deuda pública estratosférica que ha marcado un nuevo máximo histórico, con 1,50 billones de euros -lo que supone un 116% del PIB-; un sistema judicial fragmentado, confrontado y politizado que queda a los pies de los caballos; una ejecución de los fondos europeos en lo que va de año de únicamente un 23% del total, y un país cuya unidad territorial está cogida por pinzas por el libertinaje de los sembradores de discordia y confrontación entre españoles, obra y gracia de sus extremistas socios de gobierno y de sus colaboradores necesarios, los radicales separatistas. Todo ello cortesía de nuestro luminiscente Sánchez I de España por la gracia de la divinidad de turno. 
Mi pregunta-reflexión: ¿son los dirigentes de Podemos, y concretamente sus ministras y ministros, personas tóxicas para los españoles y españolas? Podemos -el cual vive sus últimos estertores instalados en el poder de las instituciones de nuestro país- parece que ha decidido arrasar con todo nuestro sistema democrático en su inevitable caída y salida del Gobierno de España, arremetiendo contra jueces, fuerzas de seguridad, empresarios y autónomos, formaciones políticas, medios de comunicación, y todo lo que se tercie en su espiral masiva de destrucción. Están desbocados simplemente porque son conscientes de su total falta de credibilidad ante la opinión pública, y sobre todo porque se les acaba el vivir de lo público como jamás habían soñado. Se les acaba el pisar moqueta, los coches oficiales, su Falcon de turismo personal, sus desproporcionadas retribuciones y el ser foco de atención de los medios. A todos ellos y ellas les espera en pocos meses la dura realidad de tener que trabajar para vivir y pisar las aceras como los demás. Han llegado a tal punto de autodestrucción de ellos mismos, que del enfrentamiento soterrado entre Yolanda Díaz y el binomio Montero-Belarra solo quedará una de ellas al frente de los restos de los diferentes grupúsculos de la ultraizquierda española. 
Pero hay más. Estamos cerrando ejercicio y hemos conocido que la Sareb -propiedad mayoritariamente del Estado- ha registrado unas pérdidas de 715 millones de euros solo en el primer semestre, lo que supone un incremento de más de un 10% con respecto a los números rojos del mismo periodo de 2021. Todo ello con un patrimonio neto negativo de 10.861 millones, aumentando un 9,3% con respecto a finales de 2021, lo cual debería derivarla a un procedimiento concursal. A cierre del primer semestre, la deuda pública de la Sareb era ya de 33.644 millones de euros. Brillante gestión económica la del Ejecutivo bipartito social comunista. 
¡Lo que tiene que soportar y aguantar este país! Como decía recientemente -y muy atinadamente-, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso: “O Sánchez o España”. 
 

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