Opinión

VIGO NECESITA UN ALCALDE QUE DIGA LA VERDAD


Resulta lamentablemente previsible el alcalde de Vigo y ayer lo volvió a demostrar en dos asuntos manidos, la Ciudad de la Justicia y el AVE, donde transita sobre viejos y trillados caminos, con dosis de demagogia a chorros y un corolario doble: sigue dispuesto a bloquear cualquier proyecto que no ponga Alcaldía y se niega a pactar nada con otras instituciones. En Vigo, mientras el BNG quiera, se siente el rey y la ley.

Sobre lo primero, al mismo tiempo vulneró su palabra y encima quiso lanzar una de sus típicas cortinas de humo para despistar. Había asegurado, de palabra y por escrito, que pondría una superficie a disposición de la Xunta. Y ya no, lo que supondrá dejar a esta ciudad sin un complejo judicial que urge para las dotaciones pendientes y las que llegarán. No quiso en ningún momento aportar los terrenos, porque su obsesión es gastar en aceras y no distraer ni un euro de ese único objetivo. Primero alegó un precio excesivo del suelo, luego que no se adaptaba el proyecto al PGOM y agotadas todas las excusas, finalmente no va a pagar porque es una competencia de la Xunta. Tuvo incluso el descaro de asegurar que en ninguna parte la Administración gallega colaboraba con la municipal: falso, así se construyeron los palacios de justicia de todas las ciudades. O lo ignora (malo) o miente (peor).

Segundo asunto, el AVE, que se resume en cinco años contando cuentos sobre la llegada en 2012. Es cierto que José Blanco hizo algo por impulsar el Eje Atlántico Vigo-Santiago, pero insuficiente: habrá que esperar hasta 2014 para contar con una línea que según garantizó a la Xunta en el Pacto do Obradoiro tendría que estar ya finalizada por completo. Con todos sus argumentos de política-ficción superados por la realidad, ahora atiza a Fomento, cuyos nuevos responsables acaban de aterrizar y se han limitado a constatar la lamentable situación. Sobre la estación del AVE, lo ya advertido: un hermoso proyecto sin fondos. Ojalá se pueda poner en marcha la terminal de Thom Mayne, pero en definitiva Caballero ya tiene lo ÚNICO que buscaba: una foto con el arquitecto (que se llevó un pastizal) y otra bronca con el Gobierno. Tres conclusiones.

1. Lo dicho, todo previsible.

2. Vigo necesita un alcalde que diga la verdad y ponga el interés de la ciudad por delante del propio. No dentro de tres años. Ya. Depende del BNG.

3. El puerto exterior coruñés -una barbaridad ayer y hoy- fue puesto en marcha por Paco Vázquez -el espejo en el que se mira Caballero- y bendecido por el Gobierno y la Xunta, con el PSOE y con el PP. Una lástima que no dijera nada precisamente hasta ayer.

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