Opinión

La señal que esperaba javier guerra, aunque tarde

Hace un año Javier Guerra envió un mensaje claro al PP vigués: si le quería como candidato, estaba dispuesto pero siempre que hubiera alguna declaración clara desde la junta local. Nunca llegó.

 Y por tanto, decidió dedicarse a sus asuntos empresariales, donde es un auténtico lince, como acredita su declaración patrimonial realizada ante la Cámara gallega. Es, y de lejos, el que más  tiene, ganado con la explotación, compra y venta de marcas como El Niño. Ahora ha llegado  la señal, clara, pero quizá sea tarde, con el interesado metido a fondo en sus negocios. 
En realidad, la cosa resulta mucho más sencilla. Guerra ya había sido designado candidato por Alberto Núñez Feijóo tras las últimas elecciones gallegas, pero no aceptó el "dedazo" por dos causas. Por un lado, porque se produjo casi como un ultimátum, una decisión que tenía que tomar de la noche a la mañana. Por otro, porque está convencido de que el aspirante del PP tiene que ser nombrado desde Vigo, lógicamente con el pleno apoyo de la dirección gallega. Por tanto, dijo "no" condicionado y abandonó el Gobierno gallego y la primera línea de la política Desde entonces, sus relaciones con Feijóo son una incógnita. Ambos dicen que se llevan bien, pero a su alrededor se niega.
Guerra podría ser candidato pero quizá ya no. Hay otros nombres, entre ellos Elena Muñoz, a quien nadie conoce -lo que no tiene por qué ser forzosamente malo- y todavía al menos un "tapado", a la espera de que los acontecimientos vayan colocando a cada uno en su sitio.

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