Es siempre la misma historia. Ayer mismo la Confederación de Empresarios de Galicia, a cuyo frente se halla el vigués Fernández Alvariño, realizó una declaración durante su junta directiva, celebrada en la propia ciudad, donde señaló que el futuro económico de la comunidad está en manos de Pontevedra. ¿De Pontevedra? ¿Seguro? En realidad, donde la CEG dijo Pontevedra quiso decir Vigo. Veamos. En su explicación señaló que la reactivación del empleo depende básicamente de dos factores, el comportamiento del comercio exterior (Vigo mueve el 60 por ciento de Galicia, y el 90 por ciento de la provincia) y la reactivación del sector naval, que equivale a que Barreras y otros astilleros recuperen ritmo tras cuatro años sin actividad o al mínimo. Es decir, la CEG estaba hablando de Vigo, no de Pontevedra.
Pero ése será el titular que quedará más allá de los diarios locales: "La patronal de Galicia confía en Pontevedra para conseguir la recuperación", o algo por el estilo.
Es la mismo historia de siempre. Estos días también está encima de la mesa el futuro de Pescanova, grupo que sólo es vigués en el área metropolitana. Fuera aparece siempre como una sociedad de Pontevedra. En cambio, el grupo Inditex, cuya sede se encuentra en el ayuntamiento de Arteixo, siempre aparece como empresa coruñesa. Igual que el puerto exterior, en Punta Langosteira. O incluso Alvedro, que no está en el municipio herculino.
Tienen razón los alcaldes cuando aseguran que Vigo no finaliza ni en Puxeiros ni en Chapela y que el área metropolitana es un hecho constatable que conforma el gran Vigo que todos conocemos. Pero desde el punto de vista administrativo y de imagen fuera de Vigo todo es Pontevedra. E incluso la propia ciudad viguesa se convierte en la mejor marca para la capital pontevedresa. Cuanto mejor y más fabrique, produzca y haga Vigo, más saldrá Pontevedra en los medios de comunicación como un ejemplo. Ocurre con las exportaciones: Pontevedra llegó a ser la cuarta provincia. ¿Pontevedra? No, el puerto de Vigo y toda su industria.
