Cartas al director

Los ancianos siguen siendo humanos

Hace pocos días fue el Día Mundial de la Toma de Conciencia y Abuso en la Vejez y hace menos de tres meses perdí a mi abuela y ahora mi abuelo está muy malito en el CHUO. Ambos han sido ingresados en la misma planta del ala nueva del hospital y ambos son mayores de 90 años.
Yo misma entiendo que por protocolo y ética médica, ante la escasez de recursos evidente en los hospitales de nuestro país desde la pandemia, se priorice a pacientes más jóvenes con cuadros muy graves ante otros pacientes ancianos. Es ley de vida, pensamos todos.
Pero las y los ancianos merecen ser tratados como seres humanos que aún son, sin tener que esperar más de una semana ingresados para recibir un diagnóstico claro, una medicación acorde a su patología actual y no sólo medicarle según su expediente médico o que haya médicos en su planta también el fin de semana.
Y si todo eso no fuera posible por falta de recursos, al menos merecen respeto y empatía del personal hospitalario, que sabemos que muchos de ellos y ellas dan lo mejor de sí cada día en su trabajo, uno de los más sacrificados a la vez que imprescindibles para la sociedad que existen, pero otros están tan quemados que quizás deberían replantearse si quieren o no ejercer su profesión, que es mucho más que recetar medicinas enfundado en una bata blanca.
Podemos pensar que los mayores ya pueden hacer poco en este mundo. A cierta edad las actividades que puede desempeñar una persona son más limitadas. Pero lo que sí que pueden es enseñarnos y hacernos aprender mucho de ellos.
Además, contribuyen igual que todos, como cualquier otro ciudadano pagando sus impuestos, a mantener el sistema sanitario público, de momento aún existente, aunque muy mermado.
A Galicia, con más de un 25% de población de más de 85 años, según el INE, una cifra al alza año tras año y que supone 1/4 de la sociedad gallega, le toca replantearse cómo quiere tratar a aquellos y aquellas que han sido la base de lo que hoy es nuestra tierra.