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Tres días de investigación para detener al hijo de la víctima

Uno de los registro policiales  en la finca donde vivían padre e hijo.
photo_camera Uno de los registro policiales en la finca donde vivían padre e hijo.

El hallazgo de un cadáver el 7 de enero en las proximidades del Lagares, en la parroquia de Sárdoma, inició el año tras cerrar el 2018 sin crímenes violentos en la ciudad.

Se trataba del cuerpo de Manuel Álvarez Rivas, de 81 años de edad,  cuya vivienda se encontraba en  Camiño da Cova, en el barrio de Moledo, muy cerca del lugar donde se encontró el cuerpo, y cuya desaparición había sido denunciada por una de sus hijas tres días antes de que apareciera el cuerpo cubierto por hojas y unos trapos.
El cadáver fue por un vecino de la parroquia que paseaba por la zona. Estaba camuflado en una zona frondosa junto al río Eifonso, al lado de la desembocadura con el  Lagares, un lugar por donde Manuel solía pasar con frecuencia y que había sido peinado por la Policía después de que se presentara la denuncia de su desparición.  
El cuerpo  estaba ensangrentado y presentaba varios golpes en la cabeza. Tenía las manos atadas con una cinta y los pies con un cinturón y cubierto con un plástico y una sábana. 

Tres días de infarto
Aunque la denuncia se presentó el día 5, se desconocía en aquellos momentos el día en el que desapareció, algo que ahora quedó claro al conocerse que la muerte tuvo lugar el día 27 de diciembre.
La Policía finalmente detenía al hijo pequeño de la víctima, de nombre también Manuel, tres días después y agotó las 72 horas máximas que fija la ley para pasar a disposición judicial El arrestado,ante la presión policial, se derrumbó y confesó haber golpeado a su padre. Lo hizo durante una discusión por motivos familiares y después trató de ocultar lo ocurrido por miedo, llegando a trasladar el cuerpo hacia la zona del río Lagares, donde fue encontrado días después por un vecino. n

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