60 protestas y 17.000 firmas, en un conflicto que dejó huella

Una de las manifestaciones en contra de la empacadora que recorrieron la ciudad.
La construcción de la empacadora en Guixar en 1994 trajo de cabeza a los vecinos durante meses, en los que fueron frecuentes los enfrentamientos con la policía y las manifestaciones.
Todo para lograr que la planta se ubicara en otro lugar. No era capricho: tenia un buen acceso y el tren próximo, lo que facilitaba la operación de traslado de los contenedores. Así lo explicó Carlos Príncipe, entonces alcaldes, quien se vio envuelto en una auténtica guerrilla urbana alimentada por sus opositores y vecinos que -no sin razón- se quejaban de tener que soportar una instalación que había sido descartada en Matamá y Zamáns. Príncipe, hoy pediatra en Teis, recordó años después lo ocurrido señalando que allí perdió la Alcladía. 'La campaña de 1995 era imposible de poner en marcha, no podía estar en la calle, con Policía por todas partes. Todo se empañó todo por un engaño del PP y otros elementos de mi partido, pero creo que tenía razón, porque el problema de la basura está resuelto, aunque para mí supuso dejar la Alcaldía al PP. Antepusimos los intereses generales a los propios y se aprovechó Manuel Pérez', que logró la mayoría absoluta.
El proyecto de esta planta, realizada en convenio con Sociedad Gallega de Medio Ambiente (Sogama) estuvo preparándose desde el año 1991, y fue cambiando de destino hasta que finalmente se optó por ubicarla en Guixar, lo que provocó la indignación de los vecinos del barrio, quienes consideraban que ya tenían suficiente con aguantar tener cerca el astillero Vulcano, con el ruido y el tráfico que ello implica.
Por eso, previamente a las confrontaciones y antes de que la empacadora se hiciera realidad en el muelle, un gran número de vecinos participó en una serie de manifestaciones de protesta por toda la ciudad, más de 60. Asimismo, llegaron a organizar una recogida de firmas que avalara su malestar, logrando reunir unas 17.000 y se montó una candidatura 'Sí Teis', que se quedó a un centenar de votos de entrar en la Corporación, lo que habría supuesto un peligroso precedente. Pero nada de eso fue suficiente y finalmente las cosas acabaron escapándose de las manos. Desde el Ayuntamiento siempre intentaron quitarle hierro al asunto, asegurando que los vecinos se encontraban manipulados por un grupo “de exaltados”. La oposición mostrada en Guixar no impidió que la planta se implantara. Nadie se acuerda de ella.

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