El mundo digital ha visto como la amenaza del “ransomware”, el secuestro o bloqueo de archivos y datos por parte de terceros, es cada vez más importante y de mayor magnitud. Las empresas, principales afectadas por estas prácticas delictivas, empiezan a compartir protagonismo con usuarios particulares que ven como sus datos personales, fotos o videos empiezan a entrar entre los objetivos de los ciberdelincuentes, comprometiendo desde operaciones económicas, bases de datos de sociedades públicas y privadas o información sensible de carácter personal.
La manera que tienen los delincuentes digitales de acceder a esta información es variada, aunque habitualmente utilizan sistemas que buscan aprovecharse de la confianza de los usuarios a través de tácticas engañosas, como correos electrónicos de “phishing” (correos que aparentan ser veraces, pero realmente incluyen enlaces falsos) o descargas de software malicioso. Una vez que el acceso es conseguido por los ciberdelincuentes, estos cifran y bloquean los archivos antes de mandar a la empresa o usuario en cuestión una intimidante nota de rescate. Para evitar este tipo de situaciones es importante actualizar regularmente el software antivirus, hacer copias de seguridad frecuentemente, mantener actualizadas las medidas de seguridad y desconfiar de correos electrónicos y archivos sospechosos.
Los síntomas que pueden dar a entender que un dispositivo está bajo un ataque de secuestro de datos puede ser la imposibilidad de acceder a determinados archivos o bases de datos, mensajes con requerimientos de pago o cambios inusuales en el sistema. La prevención es la mejor defensa, pero en caso de estar bajo un ataque es imprescindible desconectarse de internet, buscar asesoría informática experta, modificar contraseñas y avisar al departamento de delitos informáticos de la Guardia Civil.