Raúl Alonso, aunque vive en Madrid desde hace unos años, nació en Valadares y siempre que puede, regresa por su parroquia. Actor y guionista, visitó el set de Atlántico
TV para hablar de su último estreno, “Los Enviados”, en Sky Show Time, donde comparte elenco con Miguel Ángel Silvestre.
Está en plena actualidad porque se estrenan los últimos capítulos de “Los Enviados”. ¿Hay nervios de première?
Sí, los últimos cuatro capítulos, en los que salgo yo, se estrenan esta semana. Es una trama interesante sobre dos curas encargados por el Vaticano para comprobar la veracidad de supuestos milagros. Es para una plataforma como casi todo lo que he rodado, a excepción de un trabajo para la TVG.
Hay localizaciones muy familiares para los gallegos. ¿Por dónde se filmó?
En esta segunda entrega los sucesos transcurren en una isla ficticia, Porto da Lúa, pero localizaciones de aquí como Santa María de Oia o zonas de Coruña.
¿Cómo es su personaje?
Yo interpreto a Joaquín y estoy en una línea temporal diferente a la actualidad, en un pasado que marca la historia.
¿Y qué tal es trabajar con Miguel Ángel Silvestre?
Lo cierto es que no coincidimos en ninguna secuencia, él interpreta a un personaje de esta época.
¿Cuál es su proyecto actual?
En Madrid el tema de los casting está más movido. Además, estoy desarrollando mi primera serie, es mucho trabajo, pero me gusta entrar en la parte creadora. Mi intención es ser creador, co-guionizar y protagonizar. Son ocho capítulos de media hora sobre un adicto al sexo y hasta ahí puedo contar.
¿También está dirigido a una plataforma?
El tema de las ventanas está un poco desorganizado, la idea principal es conseguir una promotora asociada para luego destinarla a una plataforma que ya lo mueven de otra forma.
¿Cómo dio el salto desde un grupo de teatro de Beade a producciones nacionales?
Comencé a los 16 años, cuando estudiaba en el instituto. Allí conocí el grupo de teatro aficionado de Beade, donde estuve dos años. Siempre me había gustado la interpretación. Al salir del grupo, me encontré con Fernando Tato, fue mi formador y me enseñó como funciona todo. A los 20 conseguí mi primer representante y a partir de ahí comenzaron a salir trabajos.
¿Y sus padres que llevan tener un hijo artista?
Muy bien. Es un trabajo algo arriesgado por la inestabilidad que tiene, pero creo que cuando me fui a Madrid, ya vieron que me lo tomaba en serio.
