Los trabajadores de la empresa viguesa auxiliar del naval Soling Instalaciones están preparando las demandas contra la empresa por despido improcedente, mientras que Inspección de Trabajo considera que se realizó un "despido tácito".
La actividad cesó de un día para otro y la plantilla, formada por más de 70 personas, se vio en la calle “totalmente desamparada”. “La empresa cortó la comunicación, están todos desaparecidos”, argumenta Xulio Fernández, secretario comarcal de CIG-industria, sindicato a través del cual se están formalizando gran parte de las demandas individuales para que puedan recibir las indemnizaciones correspondientes. “No hay nada más que hacer”, indica el sindicalista.
Inspección considera que Soling "ni cumple con los requisitos formales legalmente exigidos, ni manifiesta, de forma expresa y clara, su voluntad de poner fin a la relación laboral", aunque "podría deducirse de su comportamiento". El informe de Trabajo alude a la “ruptura de la comunicación" por parte de la compañía, que delega esta acción en una tercera (un despacho de abogados) para tramitar la extinción de los contratos.
Los trabajadores se enteraron del ERE vía WhatsApp y con una nota que el dueño dejó en la puerta de la empresa firmada por Yakov Villasmil, una persona que se presentó como el administrador después de que el anterior dueño (la familia Mingo) supuestamente vendiera el negocio, del que los empleados no fueron informados.
