Una explosión en una base naval fue el detonante de la crisis

La crisis de Chipre comenzó con una tremenda explosión: la madrugada del 11 de julio de 2011, casi un centenar de contenedores cargados de explosivos almacenados a pleno sol durante dos años estallaron en una base naval, dejando 13 muertos y dañando la principal central eléctrica del país.
Chipre perdió más de la mitad de su capacidad energética y reparar el estropicio costó al menos el 10 % del PIB a un Estado que comenzaba a arrastrar problemas de déficit fiscal por una economía basada en el turismo, la construcción y los servicios financieros, todos sectores muy dañados por la crisis global.

El Estado hubo de financiar el gasto a través de un aumento del déficit -de un superávit del 0,9 % que había registrado en el año 2009 pasó a un déficit del 6,3 % dos años después, en el 2011- y la emisión de deuda, que se elevó del 49 % del PIB en 2008 al 90 % en 2012, lo que lo dejó sin fondos para socorrer al sector bancario cuando comenzaron sus graves problemas.


LA BANCA

El sector bancario de Chipre, con unos 135.000 millones de euros en activos, es inmenso en comparación con su economía nacional, de 17.800 millones, es decir 7,5 veces superior al PIB frente a una media del 3,5 de la UE, una ratio sólo superada por Luxemburgo (24 veces) e Irlanda (8 veces).

Durante años, el sector financiero engordó gracias a la atracción geopolítica de la isla para hacer negocios en Europa y Oriente Medio y a la jugosa rentabilidad que ofrecí. Estos elevados intereses los podía conceder la banca chipriota gracias a su inversión en productos de riesgo con una gran rentabilidad, como la deuda helena. Pero, la quita de ésta originó pérdidas multimillonatias a los bancos de Chipre.

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