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Nemanja Radoja o el asumido coste deportivo de la política de renovaciones

El serbio Nemanja Radoja.
photo_camera El serbio Nemanja Radoja.

nnn Las lesiones situaron como nunca en primer plano el pasado lunes una decisión de club que afecta directamente al ámbito deportivo: sin Fran Beltrán ni Stanislav Lobotka disponibles, Miguel Cardoso tuvo que situar en el centro del campo haciendo compañía a Okay Yokuslu a un jugador de corte mucho más ofensivo como Jozabed Sánchez. El sevillano se vio fuera de sitio y cometió errores en zonas del campo que no está acostumbrado a pisar. Y mientras, un especialista en tal labor como Nemanja Radoja se quedaba sin jugar un fin de semana más por orden de la dirección.
La situación del internacional serbio está clara desde que se quedó en Vigo el pasado 1 de septiembre: no cuenta porque no llegó a un acuerdo de renovación con el Celta y no admitió ninguna de las ofertas que llegaron por él. En su último año de contrato, está presente y activo en todos y cada uno de los entrenamientos, pero tanto Antonio Mohamed antes como  Miguel Cardoso ahora saben que no pueden contar con él. La amenaza era conocida por el jugador el pasado verano y la entidad la mantiene de forma firme.
En la última junta de accionistas, el presidente del Celta, Carlos Mouriño, consideró lógico que el anterior técnico no contase con él porque tenía por delante a otros jugadores "jóvenes" y "en propiedad" del club. Pero cuando dos de estas apuestas más nuevas se han lesionado, ha quedado al descubierto que no hay valoración deportiva que influya.
El Celta tiene como máxima cuidar la política de retribuciones al máximo, evitando que se disparen y fijando peldaños diferentes según la relevancia del futbolista en cuestión. Una situación que el pasado verano fue clave para la salida de jugadores trascendentales en la primera plantilla que ahora brillan en sus nuevos equipos: es el caso de Sergi Gómez –un fijo para Machín en la defensa del actual líder de la Liga–, Daniel Wass –al que Marcelino emplea en numerosos puestos, incluido el de lateral derecho– o Jonny Castro –básico en el Wolverhampton y debutante con la selección absoluta española, con la que se lesionó en el último parón de selecciones–.
También le va muy bien lejos del Celta a Borja Iglesias. En su caso, su marcha se explica por cuestiones económicas pero también deportivas. Sea como sea, en el Espanyol se ha convertido en uno de los máximos goleadores de la Liga, con sus ocho goles, la misma cifra que Aspas y uno más que Maxi.n  

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