Opinión

¿Nos quedamos?

Feijoo lo ha vuelto a hacer. Como adelantado a su tiempo, experto en adaptarse a la realidad de las circunstancias y espíritu innovador ha dado un puñetazo encima de la mesa para ser de nuevo el primero en la lucha contra la pandemia. El Consello de la Xunta todavía se sorprende de la genial idea gestada en su propio seno, el toque de “no queda”. 
Sin todavía saberlo, el Gobierno de Galicia ha creado un concepto que irá mucho más allá de la eficacia que pueda tener como medio de contención del Covid-19. Porque el “no quedar” puede ser una nueva dimensión, un desconocido espacio-tiempo intangible durante el que podemos quedar para no quedar con todos esos pseudoamigos y compromisos ineludibles pero poco apetecibles, para los que nos cuesta siempre encontrar un hueco y que vamos posponiendo sine die, con el consiguiente riesgo de perder esa relación.
Ahora podemos llamarles y quedar de un modo inconcreto, no quedando en realidad: “tenemos que no quedar un día de estos”. O directamente fijar un día y una hora precisa para no quedar. Lo que parecería ridículo, absurdo en otro tiempo, hoy es una realidad que podría normalizarse en nuestras vidas. Quedar para no quedar tiene muchas ventajas: nunca tendremos problemas de aforo, ni discutiremos en persona con nuestros amigos, ni pasaremos frio ni calor, además de ahorrar mucho dinero. Deja, no obstante, poco espacio para el amor, al menos el amor carnal. El platónico seguramente se verá reforzado. 
Alguien tenía que parir esta idea y desarrollarla y ha sido otra vez la Xunta de Galicia. Ahora se abre un mundo de posibilidades que seguramente no dejarán de sorprendernos. Lo que sí es cierto es que el que no queda ahora es porque no quiere y es un amargado, porque no quedar está al alcance de cualquiera y es un compromiso sin consecuencias perjudiciales para la salud. Fenómenos como el metaverso y la aceleración digital se verán impulsados y expandidos por las infinitas posibilidades del no quedar. La interoperabilidad electrónica romperá fronteras y el futuro próximo nos depara nuevos conceptos como el “no querer” -entorno idóneo para negacionistas- que puede suponer la evolución o el decaimiento definitivo de nuestra especie. El replicante de Blade Runner que decía ver cosas que no nos creeríamos, es hoy un mero aficionado en este mundo pandémico. 

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