Fernando Ramos
La manipulación política de la denuncia contra Suárez
Louis Van Gaal abandonará la dirección técnica de la selección holandesa en el momento mismo en que finalice la participación del combinado naranja en este Campeonato. Lo hará para intentar que el Manchester United recupere su lugar de elite en el fútbol continental pero mientras esto ocurre, el veterano entrenador está dedicado en cuerpo y alma a la preparación de este último tramo del trofeo en el que Holanda ha conseguido colarse para disputarle a Argentina el pase a la final.
Van Gaal es un tipo bronco que dejó para la historia del balompié una frase de esas que se quedan en el subconsciente colectivo mientras se sentaba en el banquillo del Barcelona, equipo al que entrenó durante dos periodos distintos –entre 1997 y 2000 y más tarde en la temporada 2002-2003- y al que llenó de compatriotas, algunos muy buenos y otros realmente malos sin obtener en ninguna de esas dos estancias resultados razonables. Durante una rueda de prensa tras uno de aquellos partidos en los que el Barça ni jugaba ni ganaba respondió a la pregunta de un periodista con su famoso "siempre negativo, nunca positivo" que, acompañado de su terrible acento, sonaba aún más tronante.
Pero no todo fue negativo en el paso de Van Gaal por el Barcelona porque es el técnico holandés quien incorporó a Iniesta al primer equipo a pesar de los catastróficos resultados conseguidos y su marcha antes de concluir la temporada. Van Gaal es altivo, mantiene las distancias, apenas sonríe y no es amable ni con la prensa ni con los jugadores. Pero es un entrenador con oficio, con mucho sentido práctico y con idea frescas para resolver situaciones puntuales así que no se puede decir de él que sea un genio creativo pero tampoco que sea un baúl. De hecho, sorprendió a España con un planteamiento que liquidó el malvado tiqui taca de Del Bosque y acaba de demostrar su chispa y su ingenio para sacar adelante la eliminatoria contra Costa Rica en un partido en el que se vació Robben, los de naranja estrellaron tres balones en los postes, Kaylor Navas paró lo que no está en los libros y Holanda dominó y buscó el gol durante los 120 minutos que duró una pugna que debió ser para los holandeses mucho antes de llegar al turno fatídico de los penaltis.
La estrategia de usar a Tim Krul para afrontar la tanda crucial se le ocurrió a Frans Hock -el entrenador de porteros que le ha acompañado siempre y que estuvo con él en su etapa azulgrana- y a Van Gaal le pareció una gran idea aunque no se la contó a nadie ni siquiera a Cillessen que es el titular. Krul es el tercer guardameta del grupo, ha tenido dos graves lesiones de rodilla y juega en el Newcastle. En realidad ha parado dos de los veinte últimos penaltis que le han tirado pero su entrada rompió la dinámica de los ticos, desconcentró a su lanzadores a los que el portero increpó ferozmente entre pena y pena desde lo alto de sus casi dos metros de estatura, y lo que es más grande, Krul adivinó la trayectoria de todos los lanzamientos y paró dos de ellos. Navas no consiguió atajar ninguno y Holanda se clasificó sin necesidad de afrontar su quinta pena máxima. Van Gaal es insufrible. Pero es muy listo.
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