Opinión

IVA y mascarillas

No le quepa duda. Cualquier entidad que pretenda tener influencia en algún colectivo (partidos políticos, instituciones y el propio Estado) intentará aprovechar el lenguaje para dominar nuestro pensamiento. Se servirán de imaginativos eufemismos que dulcifiquen sus mensajes para que causen menor rechazo. Llamarán “medidas excepcionales para incentivar la tributación” a lo que realmente es una amnistía fiscal, o “converger hacia la armonización fiscal” cuando quieren colarnos una subida de impuestos. Desconozco si la denominación de los distintos impuestos se debe a este mismo propósito, a la trastienda de la simulación, o se elije para que sus siglas tengan una mejor sonoridad. 

Es el caso del IVA, que propongo pase a llamarse lo que realmente es, un impuesto al consumo, con las siglas ISCO (Impuesto Sobre el Consumo), como el futbolista. El IVA es un impuesto que, en este caso, no pagan las empresas, pero sí los consumidores. Cada vez que compramos algo pagamos un impuesto para financiar el gasto del Estado.

El impuesto sobre la renta es un impuesto directo que grava los ingresos de nuestro trabajo y lo que genere lo que tenemos; cuanto más se gane o más generemos, más se paga, directamente. Hay difícil escapatoria ante el fisco cuando se trata de pagar este tipo de impuestos, ya que las nóminas, cuentas corrientes o propiedades, son difíciles de ocultar. Sin embrago, el IVA es un impuesto indirecto, condicionado a la propensión a la compra de los consumidores. Si estos deciden optar por no consumir, el Estado no recaudará nada por el IVA. Por esta razón, algunos somos favorables a que el grueso de la tributación de un país recaiga en los impuestos indirectos, ya que el obligado tributario tendría una mayor capacidad decisoria sobre el pago de impuestos, por ejemplo, consumiendo menos o consumiendo productos más baratos.

Nos encontramos ahora ante una situación en la que el consumo de mascarillas, guantes y geles hidroalcohólicos va a ser necesario y generalizado, cuando no obligado. Es decir, difícilmente el consumidor va a poder renunciar a su compra durante un periodo de tiempo que, a todas luces, va a ser prolongado. Por consiguiente, creo que resulta inexcusable que exijamos al Gobierno, que modifique la carga impositiva por IVA  a este tipo de productos, en la actualidad gravados el 21%, como cualquier producto de lujo. En IVA ha de situarse, junto con los productos de alimentación básicos, medicamentos y prótesis, en un 4%.

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