Es como una pelea de gallos con los espolones bien afilados en forma de luces de navidad, porque ambas ciudades, Vigo y Madrid, han hecho del adorno lumínico de las calles un reclamo turístico que reporta muchísimos beneficios. El alcalde de Madrid, y fifty fifty portavoz nacional del PP, ha ido a Vigo para decirle a Abel Caballero que sus luces no se ven desde Madrid, quizá porque crea que la ciudad gallega se encuentra más lejos que la Luna que se ve tan cerquita. Ha sido una mordacidad del alcalde de la capital, que le gusta ese tono, pero su homólogo vigués ha aceptado el reto y responde que ‘se le nota que le duele’ que Vigo le haya ganado la partida luminosa. Pero la ironía de verdad es que Almeida ha ido a Vigo a ver una exposición del arquitecto Antonio Palacios, el principal artífice del Madrid moderno donde construyó muchos de los edificios emblemáticos de la ciudad, entre ellos el Palacio de Comunicaciones donde se aloja el ayuntamiento madrileño.
