Le preguntaron un día en un programa de radio al cocinero Abraham García cuál era el plato más exótico que había comido recientemente. “Una paella en su punto”, respondió. Con la paella pasa como con el vino, que su elaboración ha mejorado mucho en los últimos tiempos, que es muy difícil que no esté bien cocinada con sus condimentos esenciales. Paella -con garrofó, judías planas, pollo, conejo, caracoles…, aromatizada con azafrán- y no el resto de arroces en sus múltiples variedades que también están ricos, ricos. La paella ha sido declarada Bien de Interés Cultural Inmaterial por la Generalitat Valenciana, como primer paso para conseguir que sea declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, como la pizza. Cualidades no le faltan al plato que es representativo de la gastronomía valenciana, y por extensión de la española. Para los valencianos –comunidad autónoma- la paella representa un estilo de vida, desde su elaboración hasta su final en los estómagos agradecidos de sus comensales.
