Para Karl Marx la religión es el opio del pueblo. La religión fue luego sustituida por el fútbol que puede tener los mismos efectos narcotizantes, pero la revolución tecnológica ha traído un nuevo ‘opio espiritual’, una nueva ‘droga electrónica’, los videojuegos, calificados así por los gobernantes chinos, que han decidido acudir en ayuda de los padres que no pueden hacer entrar en cintura a sus hijos que van camino de la adicción, un problema que no solo las liberticidas autoridades chinas se preocupan por frenar, sino que ya llena las consultas de psicólogos y otros expertos que ven cómo afecta a los estudios y a la salud mental y física de los menores. China ha decidido que estos solo puedan jugar on line durante tres horas a la semana, viernes sábado y domingo. Esta medida no es la panacea para tratar de evitar que los jóvenes se enganchen a esa diversión porque los juegos on line son solo una parte de la cuestión. Pero algo es algo.
