Opinión

Pasar página

Perdonar es cualidad divina y no por ello es practicada solo por los dioses. Cada vez es más utilizada en la tierra y, hay que decir, que se está convirtiendo en consentimiento envolvente y  ejercitado  contagiosamente. Lejos de aplicarlo como acto de misericordia, cabría hablar de acatamiento por imperativo episódico en la Historia de España.
Hay formas de perdón y según Las Escrituras debe darse el arrepentimiento. Es obvio que al perdonar la deuda del ofensor con nosotros queda cancelada. La Biblia comparte que aplicar el perdón libera y, como consecuencia, repara las relaciones rotas. Estamos a vueltas con la ley de amnistía o, lo que es lo mismo, pasar página de lo acontecido el 1 de octubre de 2017 en Cataluña. La absolución, la venia, la gracia o el indulto, como guste, viene a liberar al ofensor más que al ofendido y todo por una investidura  impulsada por un viento, cada vez más minoritario, de la independencia.
Pasar página tiene mucho de amor, conlleva repartir nuevas cartas e iniciar juego dejando culpar de todo al pasado. Hay una parte que se descarga, la otra se resigna. Siempre hay un perdedor, un fracasado en el intento y ahí estamos. Entramos en el confesionario a la espera de un buen examen de conciencia inspirado en los mandamientos, en las virtudes y en los vícios. En la última confesión se insistía en lo mismo y el sacerdote, que sabe ya de que va, ayuda en el relato de los hechos. Consejos hay para evitar la tentación; pero el independentista tira al monte de pedir sin finalidad de desarrollar una virtud particular que evite pecado en el futuro. Más bien confiesa que va a ser reiterativo en la falta  y que no puede evitarlo porque su voracidad es como penitencia con oración y de lo que se trata es de buscar el bien del cuerpo. La absolución estaba asegurada antes de entrar en el locutorio y hacer penitencia es posible porque disminuye el castigo de los pecados, que ya se sabe previamente que van a ser perdonados.
La Constitución, la Biblia, los humillados y los humillantes pululan en el día a día de este arranque del curso escolar, un período académico con cada vez más texto en la lucha por la igualdad territorial. Sin arquitectos para tanto movimiento sísmico las penitencias, los ayunos, las oraciones y las limosnas se dan; pero nada hay que resalte la gracia para fortalecer a España contra futuras tentaciones. "Vete y no peques más" es consigna difícil de ser cumplida aún pasando página.

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