Opinión

El otoño del patriarca

El otoño es confuso. Al lado del cielo luminoso se colocan las nubes densas y grisáceas; y al follaje verde de verano se le cuelan las primeras tonalidades del estío. Es tiempo de transición y de revolutum en el más puro contexto culinario, ese que mezcla diferentes ingredientes ya sea en forma de guiso, revuelto o ensalada. El profeta Feijóo ha llegado a su investidura impulsado por la Galicia del apóstol. En el palacio madrileño de los leones le vimos este martes buscando un milagro de nobleza, reforzado, sin duda, por la imagen callejera del pasado domingo en la capital de España. Lució el derecho de utilizar su lengua materna pero agarrado a la Constitución que habla de cumplir los requisitos que garanticen la comprensión por parte de todos los miembros del Congreso. Dada la confusión reinante en la Cámara Baja podría haber olvidado lo que reconoce y garantiza la Carta Magna; pero utilizó el idioma oficial del Estado sabiendo del derecho de los ciudadanos a utilizar las lenguas cooficiales de las comunidades autónomas. Nadie pone en duda que Feijóo siente la realidad española con su diversidad idiomática. Es político nacido en el pueblo, gobernante reiterativo de una autonomía histórica y sentidor de lo que es crecer con el idioma de Castelao, de Alexandre Bóveda o de Ramón Otero Pedrayo.
Presentar un programa de gobierno con el revolutum idiomático que envuelve a sus señorías es toda una hazaña, un reto al más puro estilo de "El otoño del patriarca", la novela escrita por Gabriel García Márquez que cuenta la historia de un dictador caribeño y su régimen opresivo. Una exploración en los temas del poder, la corrupción, la soledad y la opresión política. Un país ficticio pero inspirado en la realidad política y social de muchos países latinoamericanos durante el siglo XX. Una crítica a los regímenes dictatoriales y su reflexión sobre la naturaleza humana. Se trata de lectura desafiante; pero gratificante para aquellos interesados en la literatura latinoamericana y en la obra de Gabriel García Márquez en particular. Y también recomendable para pensar ¿qué patriarca se va? ¿qué Salvador está por llegar?
Feijóo afronta este previsto fracaso de investidura con el eslogan de ser hombre de fiar y de saber para qué le han votado  mayoritariamente en las últimas elecciones generales. Como el mismo Gabriel García Márquez dice : "Una buena acción siempre refresca el alma". Pena que se quede en fábula sobre la soledad del poder.  

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