Opinión

Espinas reales

Es semana de coronas, laureles y bendiciones. Citas reales que unen esplendor, seguidores, devotos  y costumbres. Por un lado el rey de los judíos, Jesús de Nazaret que cada Semana Santa enaltece el sufrimiento desde un madero y con corona de espinas y en la otra cara de la moneda la corona de San Eduardo para un Carlos III de Inglaterra que se acompaña de su esposa.
Al Nazareno admitir ser rey le supuso acusación y condena  tras ser preguntado por Poncio Pilato y  ratificarse en haber nacido con el único fin de serlo. El predicador itinerante suponía rebelión y levantamiento político; pero encima  pregonar ser rey sobrepasaba toda norma dentro de la jurisdicción que el procurador romano debía tutelar.
La Historia presenta constantes similitudes. Unos dicen y lo que dicen marca lo que se dirá y otros admiten lo dicho y siguen con ello. En la Abadía de Westminster el 6 de mayo se celebra el magno evento de la coronación de Carlos III del Reino Unido y Camila. El arzobispo de Canterbury, primado de la Iglesia de Inglaterra y líder de la comunidad anglicana toma juramento del monarca a la Corona. Es ungido con aceite consagrado y recibe los cetros y el orbe. Fue la mayor parte de su vida Príncipe de Gales y ahora confirma seguir la tradición familiar y  el destino que conllevaba su nacimiento. Para reconocer la consagración sobre su cabeza corona de oro, con piedras preciosas y muchas cruces. Dos kilos de peso para la que es la pieza más importante de las joyas de la corona británica y la misma que usó la reina Isabel II en su coronación de 1953. El orbe representa el globo terráqueo y lo sostienen en la mano las muchas  vírgenes que procesionan estos días, algún Cristo y los emperadores recogidos por la Historia. Poder terrenal y divino se juntan y el carácter sagrado inunda estos siete días de celebración.
Al sucesor de Isabel II, Carlos III, se le distingue este sábado del resto de los mortales confiriéndole los poderes con la investidura. La corona triunfal empezó siendo de laurel para deportistas, poetas y guerreros en la antigua Grecia y en Roma pasó a tener otro significado cuando las espinas llegaron por la Sagrada Escritura con unos soldados romanos a rodear la cabeza de Jesús durante su pasión. Se conservaba en la catedral de Notre Dame de París, quemada el  15 de abril de 2019. Se presentaba ya sin espinas, repartidas por todo el mundo, y hoy no se sabe si se salvó del incidente y si la memoria salvará también los restos del naufragio.

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