Opinión

¿A BOLÍGRAFO O A LÁPIZ?

En nuestra tertulia que no solo es aire sino materia y más que nada 'bebeteria' ?palabra que pronto acogerá R. A de la L. E. para limpiar, fijar y dar esplendor-.


Una de las ideas de los asistentes fue la de no olvidar para el año que viene, en Difuntos, de exaltar la bondad de algún vigués fallecido.


Alguien citó a Juan Bautista Minguela Domingo, que murió tras cumplir 94 años, que alcanzó gran popularidad. Era muy amigo del príncipe Don Juan Carlos, que se arreglaba el pelo en la impresionante peluquería -con bar y todo-, que había montado en Vigo Minguela


Minguela, famosísimo y muy querido en Vigo, tuvo hasta un equipo de jóvenes ?fútbol- y todo el dinero que ganaban se lo entregaban a una entidad benéfica. ¡Qué 'tío'! Lo mismitos marcianos vinieron a visitarlo a su finca de Villadesuso. Fue masajista del Celta; tocaba la gaita y la guitarra; cocinaba muy bien. Ah; a pesar de que los marcianos venían de cuando a comer y vigueses de buen ver -que tios éramos- una vez montó un cañón que apuntaba al centro de la ría y hacia el infinito extraterrestre. No pasó nada. Yo pacificaba


a terrestres y extraidem; les daba un pitillo y paz per sempre. Buen gente la de Marte. ¡Qué sería de ellos!


Y tras esto, mis clolegas me pidieron, como fuese, un poema que dedicara a Minguela cuando estaba en la sana vitalidad imparable. Helo aquí. Vean el título, que le gustó, Dios lo guarde a él mismo.


'¿A BOLíGRAFO OU A LAPIS? Hai xente que, xa madura,/ mantén moi ben os cabelos/ e outros teñen moi pouquiños/ pero os coidan con esmero/ usando locións moi caras/ sen poñer reparo ao prezo. Mais todos ven, tristemente,/ que conforme pasa o tempo/ o pelo vai raleando/ e pouco a pouco caendo./ Excepcións hai sempre, claro,/ pero aos homes, tarde ou cedo,/ a súa testa frondosa/ vaise trocando en deserto./ Dicía o grande Minguela/ -do meu pobo o peluqueiro-,/ para consolo de todos/ este piadoso consello:/ 'Para que nunca nos caia,/ o mellor é non ter pelo./ É dicir, ser calvo calvo;/ ou sexa: de nacemento./ E engadía aquela anécdota,/ referida a un siareiro,/ que lle pediu ao remate:/ 'Faime a raia con esmero'./ E el contestou: 'Síntoo, amigo,/ pois bolígrafo non teño.'/ O cliente, nestes casos,/ debe traer lapiseiro.'

Te puede interesar