Opinión

Vigo, Coruña, Oporto

Es bastante posible que si se pregunta a un vecino de Madrid o Valencia -o de Bilbao, o de Sevilla- sobre cuál de las tres ciudades es mayor, Vigo, A Coruña y Oporto, colocaría a la urbe lusa de primero y a la capital herculina de segunda por una cuestión de “sonoridad” y fama, por su peso específico y conocimiento. Pero no es así. Vigo es la mayor de las tres y con bastante diferencia sobre A Coruña, que ocupa la segunda posición con cerca de 250.000 habitantes, y muy lejos de Oporto, que se sitúa en 230.000, siendo el portugués uno de los municipios que más población ha perdido en los últimos 30 años. Pero Oporto cuenta no tanto por el censo en la capital, sino por su área metropolitana, sólida y coherente, que alcanza 1,7 millones de habitantes, suficientes para echar un pulso a Lisboa y, por supuesto, para colocarse muy por delante de las ciudades gallegas en todos los ámbitos, incluido el turístico. 

El área metropolitana de Vigo, con O Morrazo, roza el medio millón de residentes, que es una dimensión europea y podría ser la gran baza de esta ciudad si el organismo funcionara. Si no lo hace, pese a haber una ley aprobada por el Parlamento, es por una cuestión bien conocida que no va a cambiar ni a corto ni a medio plazo: sin duda, una gran oportunidad perdida, otra más. No obstante, la ciudad de Vigo todavía tiene posibilidades de ganar población, aunque las expectativas no son muy optimistas. A Coruña apenas va a crecer porque su municipio cuenta con un territorio muy reducido, pero su corona inmediata, con Oleiros, Arteixo y otros vecinos, sí ha ganado habitantes y lo seguirá haciendo. Y como en el caso de Oporto, se construye ya un área urbana coherente, conformada por ayuntamientos integrados en un proyecto común social, económico e incluso deportivo. A Coruña ya es la primera área económica de Galicia, superando de lejos a Vigo, que pierde comba entre otras causas por mantener su misma estructura productiva, con automoción y mar como únicos pilares, los mismos que hace sesenta años. El “sorpasso” demográfico no sería más que el lógico, y terrible, corolario.

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