Opinión

Realpolitik portuaria

En un loable ejercicio de realpolitik (las políticas modestas, pero viables), el Puerto ha decidido poner en marcha la ampliación de capacidad de sus muelles en Bouzas sin mayores dilaciones. La fórmula elegida, quizá la única posible, contempla la instalación de unos diques que permiten iniciar las obras de inmediato sin tener que esperar a los largos trámites administrativos y ambientales. La Autoridad Portuaria lleva varios años en el empeño de mejorar algunas de sus infraestructuras para que el puerto vigués sea también competitivo en el futuro, pero choca con muchas dificultades. La lista es larga y como ejemplo, el pasado reciente y el enorme esfuerzo que exigió de tiempo y dinero que el muelle de Areal fuera una plataforma operativa. Pongamos ahora el tren a Bouzas, una reclamación de la asociación nacional de fabricantes de automóviles. O disponer de rampas mayores en la misma terminal para los buques, que ya alcanzan los 240 metros y pronto rondarán los 300 o incluso más, como ya ocurre con los portacontenedores. El ferrocarril está vetado por el Concello, mientras que el proyecto para construir una nueva plataforma exterior para portacoches oceánicos avanza por el mar de los sargazos de la Administración, sin garantías de finalizar algún día. Ante esto, el Puerto podría optar por no hacer nada, como opinan muchos, o moverse. No hacer nada evita problemas hoy, pero hipoteca el porvenir del Puerto. Y si el Puerto no funciona, Vigo tampoco lo hará. El Puerto es el termómetro de cómo están las cosas en la economía, que no deja de ser a su vez el medidor de la sociedad. Este año las cifras de la Autoridad Portuaria serán positivas en la mayoría de los tráficos, así que se puede decir que Vigo también cerró el ejercicio en positivo. El futuro no está escrito, es cierto, pero las decisiones que se toman hoy dan forma al mañana, a veces de forma determinante. 

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