No es un hecho casual, sino causal que tanto aeropuerto como puerto hayan marcado en 2023 los mejores datos en los últimos 15 años. En ambos casos, con cifras que se acercan a sus registros topes, con 1,13 millones de pasajeros y 4,8 millones de toneladas durante el pasado ejercicio frente a los 1,5 millones de viajeros y 5,4 millones en mercancía marcados en 2007. Tampoco es casual: ese fue el año en que todo parecía posible, el momento más alto del ciclo alcista de la economía. En 2008, comenzó la debacle de la que solo ahora comenzamos a librarnos ¿definitivamente?
Es cierto que 2023 ha sido un buen año para Vigo: creció en población (gracias en exclusiva a la inmigración extranjera, cada vez más importante), bajó el paro y sus puntales económicos se han mantenido estables, con el añadido de la hostelería, que se ha beneficiado del incremento de turismo, también en sus mejores números de siempre, rondando el millón de pernoctaciones y cientos de miles de visitantes tanto en verano como en Navidades (aunque también ha crecido en toda Galicia, casi al mismo ritmo). 2024 se presenta con buenas perspectivas: el Puerto aspira a llegar a cinco millones gracias sobre todo a la potencia de la automoción y Peinador aspira a mantener o incluso ganar viajeros, aunque el inicio de las operaciones del AVE Talgo Avril dejan espacio para la incertidumbre: paradójicamente, que el tren rápido tenga como techo hacer el recorrido hasta Madrid en tres horas y 35 minutos permitirá que el avión sea más competitivo, lo que reducirá el previsible impacto de la competencia ferroviaria exprés.
En cuanto al turismo, Vigo se ha consolidado como destino gracias al incremento de Galicia y las Rías Baixas y a sus propios atractivos, como las Cíes y sus más de 340.000 visitantes durante 2023, otro techo superado. De récord en récord, quién sabe hacia donde. En 2008 el cielo parecía al alcance y en apenas unos meses todo se vino abajo y llegó la crisis económica, social y, aún peor, la política que todavía sufrimos.
