Opinión

Escocia, Cataluña y Brexit

Si todo sigue su curso, las elecciones autonómicas de Cataluña tendrán lugar dentro de ocho días, el 14 de febrero. Desde hace tiempo, se ha comparado a la situación de Escocia en su deseo de separarse del Reino Unido, incluso durante algunas manifestaciones en Cataluña en donde se vieron hondear alguna que otra bandera de Escocia, mundialmente conocida como la Cruz de San Andrés. 
Pero en estos movimientos de independentismo de ambas regiones europeas, Escocia y Cataluña, existen profundas diferencias. En primer lugar, el referéndum original de Escocia que tuvo lugar el 18 de septiembre de 2014 fue autorizado por el Parlamento Británico de Westminster. Fue convocado a raíz de un acuerdo entre los gobiernos escocés y el Reino Unido luego aprobado por el Parlamento de Escocia. Durante el referéndum los principales temas de debate fueron la economía escocesa, el mantenimiento de la libra esterlina como moneda, la defensa de las islas británicas –incluyendo el manejo de las armas nucleares– las relaciones entre Escocia, ejemplo comerciales, y sus vecinos y la afiliación con organizaciones internacionales como la Unión Europea, la OTAN y la Mancomunidad de Naciones. Asimismo, se abogaba por el mantenimiento de la monarquía al modo de otros miembros de la ‘Commonwealth’ (Canadá, Australia, Nueva Zelanda, etc.). El inglés continuaría como idioma del nuevo estado. 
Lo que no fue discutido en detalle hubiera sido volver a las negociaciones con la Unión Europea como nuevo país que supondría sumarse a ‘la lista de espera’ –de esa época– como Polonia o Hungría. Una vez concluido los argumentos presentados, la pregunta durante la votación en el referéndum fue simple. ‘¿Debería Escocia ser un país independiente? El resultado fue 53.2% en contra y 44.7% a favor. ¿Pero que ha pasado desde hace 7 años que los escoceses vuelven a la carga de solicitar la independencia? ¡El Brexit! Se han dado cuenta, aunque no fue discutido a fondo durante el anterior referéndum que ya no serían considerados europeos. Incluso se han sumado a los sectores irlandeses reavivando el constante rifirrafe de los Unionistas y el Sin Fein, o sea Gran Bretaña o una Irlanda Unida. Volvamos a la situación de Cataluña. En primer lugar, España no quiere un ‘Espexit’, es un país que se considera muy europeo y aunque la supuesta independencia sería similar a la de Escocia, habría que negociar nuevos acuerdos comerciales con el resto del país, además de con la Unión Europea y el mundo. Pero hay otros sectores que nunca se han discutido como la creación de una moneda nueva, DNI, pasaportes –aceptación internacional– creación de verdaderas embajadas mundiales o por lo menos representaciones diplomáticas y un sinfín de acuerdos de todo tipo. 
Pero la principal diferencia en mi humilde opinión es que nada de esto fue presentado al pueblo catalán como fue, hasta cierto punto discutido y presentado en su día en Escocia. Del lado positivo es que todo es posible. Hay países pequeños como Eslovaquia (2004), País Checo (2004) que, al dividirse la antigua Checoslovaquia (1993) pasaron por los mismos pormenores. ¡Pero, siempre hay ‘un’ pero! Estamos en el 2021 enfrentados a una catástrofe internacional. ¡El COVID-19! Si sumamos la actual situación mundial por esta pandemia con el Brexit tanto la supuesta independencia de Escocia, como Cataluña causaran más estragos y problemas para sus ciudadanos que serían difíciles de afrontar y menos justificar en estos tiempos que corren. Por último, aunque soy escocés por parte de padre, también me considero británico y europeo, aunque el puñetero Brexit me ha convertido en un ciudadano de un nuevo país ‘no europeo’.

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