Opinión

Tres personajes en busca de autor, como el drama de Pirandello

Es curiosa la paradoja en que se halla España. Recuerda el célebre drama de Pirandello, que en algunos casos se considera adelantado de lo que sería el llamado teatro moderno y del teatro del absurdo. Se trata de la obra ”Seis personajes en busca de autor” (“Sei personaggi in cerca d'autore”), estrenada en Italia en 1921, Conozco bien el texto, porque la representé en mi juventud. El drama se produce durante el ensayo de otra obra, “El juego de los papeles” (“Il giuoco delle parti”), comedia del mismo autor; se presentan en el escenario sus personajes: el padre, un cincuentón; la madre, muy afligida; la hijastra, rebelde; el hijo, soberbio; el niño y la niña. El padre se refiere a cada uno de ellos, los personajes, que vienen en busca de un cualquiera que quiera darles realidad en su obra, ya que su problema radicaba en que todos ellos procedían de la fantasía del escritor quien después de concebirlos en su imaginación, no los pasó al papel, no los inscribió en una obra. Por eso están allí, anhelando existir y manifestar su propio destino; y como en el teatro no hay ningún autor, insisten para que el director de la compañía los vea y les ayude a dar forma en su drama. Con dicha finalidad, le relatan sus propias historias, cada uno reviviéndola a su manera.
Ahora mismo tenemos tres personajes: Puigdemont, Junqueras y Urkullo. La escena que deberían representar corresponde a otro texto, que está escrito en un libreto que se llama “Constitución”, donde a cada uno de ellos corresponden sus papeles. Pero se presentan ante el director de escena, que es el doctor Pedro Sánchez, y cada uno le propone sustituir la obra por otra nueva, en la que cada uno se atribuye construir un nuevo personaje, alejado del texto original y en el mejor de los casos, apenas recuperan un par de retales del primitivo y lo reinterpretan. Todos ellos cuentan con una claque o aplaudidores que se empleaban en la comedia francesa por las compañías para que aplaudieran determinados momentos de la obra. E incluso, aparte de los tres actores principales, hay un secundario que es Arnaldo Otegui. Pero este, de momento es menos relevante, dada su dureza, aunque también tiene su público fiel.
Todos ellos convencen al director que, si quiere seguir al frente de la compañía, la Moncloa, no tiene otro remedio que ajustarse al nuevo libreto, sobre todo cuando en otras representaciones anteriores ya le impusieron otras chuletas y cambio en los textos originales. Aparte de los aplaudidores, hay algunos apuntadores que están dispuestos a ejercer su papel. Este 11 de septiembre, ya hemos visto como algunas de las plazas donde son especialmente apreciados algunos de los actores, ya se celebra el éxito de la nueva obra, en la seguridad y confianza de que están de suerte y que, nunca más que nunca, la dedicatoria “mucha mierda” que es el modo de felicitación y augurio de una obra está asegurado.
¿Qué éxito va a tener la obra cuando se lleve por provincias? El director cuenta con un público fiel que lo sigue, aunque no entienda la obra, y lo aprecia, admira y sigue. Pero, por si el libreto suscitara dudas, los rapsodas del responsable de la puesta en escena propalan que en realidad la nueva obra es sólo una versión reinterpretada por varios expertos que saben de eso y el punto de inflexión consiste en ajustar los papeles del actor principal, Puigdemont, con los de Junqueras y Urkullu, mediante una cuidada redacción del texto. Por eso, la solución la tiene el director, de cuya sensibilidad respeto a los principios del arte de Talía (Constitución) sobre los que ha construido su fama y prestigio no se tiene duda, según proclaman sus agentes por todo el territorio nacional. De momento, ya se están imprimiendo los carteles de la nueva obra.
 

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