El Aula de la UNED da vida a las pintoras silenciadas

El profesor José María Leal Bóveda, en una de las clases que imparte en aulas de la UNED.
photo_camera El profesor José María Leal Bóveda, en una de las clases que imparte en aulas de la UNED.
Con más de 40 alumnos presenciales y 20 online, las clases de Leal Bóveda se prolongarán hasta mediados de mayo

El Aula de la UNED en Vigo recupera la memoria de las mujeres que fueron apartadas de las artes plásticas a lo largo de la historia. Hasta hace pocos años los manuales de historia del arte no citaban a una sola mujer. Es un curso que imparte el investigador José María Leal Bóveda todos los jueves por la tarde, desde el pasado 7 de marzo hasta el 16 de mayo, y que culminará con una salida cultural. La matrícula tuvo bastante tirón, con 40 personas que asisten de forma presencial y otras 20 que siguen las clases online.

Bajo un título sugerente, “Las silenciadas. Sentido y sensibilidad en el arte”, Leal Bóveda va dando forma al contexto histórico que condenó a las artistas al ostracismo y las vicisitudes que atravesaron para hacerse un lugar en el mundo del arte desde el Renacimiento e incluso en la Edad Media. El curso tendrá una segunda parte, que profundiza en mayor medida en la vida y obra de estas mujeres “invisibles” y en las nuevas artes gráficas como el cine, el cómic y la fotografía.

Una de las razones del “silencio” tiene que ver con “el concepto de sumisión y dedicación a la intimidad, a ser madre y cuidadora de sus hijos". Explica que Fray Luis de León recogía en “La Perfecta Casada” (1583) los postulados del Concilio de Trento que conducían a la postración de la mujer dentro de la sociedad y esto se reflejó en el arte. Era una época en la que se impedía a las mujeres estudiar la anatomía del cuerpo humano al natural y con esta excusa se consideraba que no podían aportar nada. En los conventos de la Edad Media, las monjas eran copistas de libros y esto incluía las representaciones en miniatura. En el Renacimiento, hubo hijas de artistas que tenían taller y que acabaron siendo pintoras afamadas como Artemisia Gentileschi. Relata Leal que fue violada por un ayudante del taller y que el tribunal la torturó a ella para saber si era cierta su denuncia. En “venganza” pintó un cuadro cargado de dramatismo, “Judit decapitando a Holofernes”, en el que aparece decapitando al tirano.

En el curso tienen protagonismo también las mujeres del Impresionismo en el último tercio del siglo XIX, que se hicieron notar gracias al movimiento revolucionario francés que en el arte trataba de romper con los cánones oficiales. Las academias nacionales de arte de Francia, Inglaterra o la de San Fernando en España aceptan a las mujeres, pero como miembros honoríficos (solo entraban las de la alta sociedad) y de esta forma no podían ser alumnas.

Con la revolución industrial, la mujer sale de casa, donde la había relegado la burguesía, para trabajar en las fábricas. Surge el feminismo, el sufraguismo, así como las vanguardias artísticos y todos los “ismos” especialmente el surrealismo, con españolas destacadas como Remedios Varo o Maruja Mallo. Las mujeres ya podían estudiar el cuerpo humano, pero el argumento para silenciarlas era otro, se decía que ellas tenían un cerebro inferior al hombre.  Grandes artistas se aprovecharon de ellas, las convirtieron en amantes y las eclipsaron: Rodin de Camille Claudel, Pollock de Lee Krasner y Picasso de Dora Maar.

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