Los marineros urgen la vacuna en plena crisis de casos a bordo

Joaquín Cadilla y David Fernández en la cubierta del “Balueiro”, actualmente en el Pacífico.
photo_camera Joaquín Cadilla y David Fernández en la cubierta del “Balueiro”, actualmente en el Pacífico.

La llegada de variantes del covid al puerto vigués evidencian la necesidad de inmunizar a profesionales del mar, que aseguran sentirse “olvidados” por las autoridades sanitarias

Primero fue la variante brasileña y ahora la india. El puerto vigués está siendo una puerta de llegada para el virus, una situación que pone de manifiesto la importancia de vacunar cuanto antes a los profesionales del mar, los cuales urgen ser inmunizados y admiten sentirse “olvidados” por las autoridades sanitarias, sin un plan específico de vacunación pese a los riesgos que implica su trabajo.

Joaquín Cadilla es capitán del “Balaueiro”, un buque palangrero que se encuentra actualmente en el Pacífico, a miles de millas de la costa de Perú. “Es imposible evitar el contacto en tierra con las autoridades y técnicos que tienen que subir a bordo.  Sería una tranquilidad que estuviésemos vacunados porque no sabes con quién puedes tener contacto”, afirma Cadilla, quien también preside la Organización de Palangreros Guardeses (Orpagu), señalando que este tipo de embarcaciones están “a muchos días de la costa y si alguien coge el virus, puedes no llegar a tiempo a tierra”. El capitán del “Balueiro” critica la “insensibilidad y desconocimiento” de la actividad pesquera por parte de las autoridades sanitarias, una opinión en la que coincide David Fernández, su segundo de a bordo: “La sensación es que nadie mira por nosotros. Nadie entiende nuestra actividad”.

En aguas del Atlántico Norte se encuentra Miguel Martínez, capitán del “Segundo Ribel”, con diez tripulantes a su cargo: “Estamos abandonados en todos los ámbitos y en el caso de que se produzca un positivo, vivimos con unos medios muy limitados para poder hacerle frente. Necesitamos que se vacune a los marineros como grupo esencial”. Miguel reconoce que los primeros días tras abandonar puerto se viven “muy asustados”, asegurando que “trabajamos con campañas largas y a mucha distancia de la costa, aunque tengas una PCR antes de embarcar no se te quita el miedo del cuerpo hasta que pasa un tiempo prudencial”. 

La vacunación es una exigencia del sector para todos los marineros, pero especialmente para las flotas de altura o gran altura, las cuales faenan precisamente en zonas próximas al origen de las nuevas variantes. La aparición de positivos a bordo afectó a la tripulación del “Cuplé”, barco palangrero de los hermanos Daniel y Miguel González que opera en aguas de Cabo Verde y Namibia. “Nosotros no nos embarcamos tras el fallecimiento de nuestro hermano en un accidente a bordo, pero viajamos con frecuencia para labores de descarga y en una de esas, a los tres días de llegar a Namibia di positivo”, señala Miguel, quien salió de España con la correspondiente PCR negativa. Ya curado del covid, reconoce que “entrar a puerto es una lotería: llegan inspectores de Sanidad, Aduanas o tienes contacto con operarios que no sabes si tienen el virus. La pesca mueve a gente de todo el mundo, podemos acabar llevando variantes de un lado a otro y no podemos seguir desprotegidos”, lamenta. 

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