Laura Bouzas: "La danza es un arte en el que se mueven muchas energías, y que tiene capacidad de sanar"

Laura Bouzas.
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La viguesa Laura Bouzas desarrolla un proyecto innovador en el que la danza clásica es sinónimo de puesta a punto y equilibrio mental para los usuarios

Laura Bouzas está revolucionando el mundo del ballet en Vigo, apostando por dar entrada en esta disciplina a alumnos adultos. Una forma de ver la danza diferente en la que el sentirse bien con uno mismo, curar y adaptarse al ritmo que necesita cada cuerpo es fundamental. Esta viguesa, apasinada por la danza y la música, ha puesto en marcha un proyecto que va más allá de una simple clase de danza clásica, incorporándola a las necesidades físicas y psiquicas. Una idea que nació tras la pandemia.

-¿Cómo llegó al mundo  de la danza?

-De pequeña era una apasionada de la música y la danza. Hice ballet durante muchos años y estudié solfeo y piano en el Conservatorio. Realmente todo lo que fueran las artes escénicas me gustaba muchísimo, y la música y la danza son primas hermanas en este arte. La verdad es que se me daba muy bien, tenía muy buen oído y facilidad para ambas. La vida, cuando llegas a cierta edad, te va llevando por otros derroteros, pero lo cierto es que cuando alguien ha practicado algún tipo de danza eso queda grabado a fuego en el alma y llegado a la edad adulta uno quiere volver a ello. Eso es lo que me pasó a mí. Volví a practicar ballet temiendo que mi cuerpo ya no respondería igual pero nada más lejos de la realidad, aquello fue como andar en bicicleta, y además, la sensación de volver a ponerte las zapatillas y agarrarte a la barra es indescriptible porque te inunda de felicidad y de energía de la buena.

-¿Cómo definiría su proyecto actual?

-Este proyecto surgió años después de retomar con la danza. Yo trabajaba en un laboratorio farmacéutico y en la famosa crisis del 2008, por causa de un ERE, nos fuimos a la calle una buena cantidad de trabajadores. Con la indemnización que me correspondía decidí invertirla en un sueño que siempre había tenido, montar mi propia escuela de danza y de esta manera cumplir con mi sueño y tener mi propio proyecto. Fue una apuesta gorda, pero la ilusión pudo contra cualquier miedo que en ese momento se pueda tener. Conté con el apoyo de mi familia, algo que es muy importante, y trabajé codo con codo con la que sería mi mano derecha en aquel entonces, Natalia, una profesional de la danza, con la que di forma a este precioso proyecto que ya cuenta ahora con 10 años de vida. El proyecto está enfocado a acercar el mundo de la danza a todo aquel que quiera. En la escuela, que está ubicada en el barrio más joven de Vigo, en Navia, tienen cabida todas las personas que quieran experimentar con esta disciplina, ya sea por entretenimiento, ocio, formación, por cuidarse, o por sentir la danza, el motivo no importa, lo único que importa son las ganas que uno tiene en inmiscuirse en ella. Tenemos niños y niñas desde los 3 años hasta adultos de cualquier edad y nivel. Las disciplinas que trabajamos son ballet, danza moderna, danza contemporánea, jazz, flamenco, sevillanas, castañuelas, hip-hop y, desde este curso, también yoga.

-¿Cuál es la motivación de su trabajo?

-Creo que tengo una responsabilidad muy grande con este trabajo. La danza no solo es una disciplina en la que uno llega, mueve su cuerpo y se va. La danza es un arte en el que se mueven muchas energías, y que, además, tiene la capacidad de sanar y ayudar a muchas personas. En los niños más pequeños es maravilloso, porque, sin ellos darse cuenta, están forjando en sus cerebritos una base de disciplina, autoestima, amor propio, compañerismo y tantas cosas más, tan importantes para su sano desarrollo, y tan fundamentales hoy en día, que siento que tengo entre manos pequeñas joyas muy frágiles que cuidar. En los más jovencitos muchas veces ya vienen con sus vergüenzas, complejos, problemas de toda índole y también es muy importante que sepan que nadie es mejor que nadie, que todos son válidos, que cada cual a su manera expresa con su cuerpo, y que realmente eso es lo que importa; si son capaces de “vencer” a sus demonios se construirán chavales mucho más seguros de sí mismos y con más capacidades y herramientas para afrontar los baches de la vida. A la escuela vienen cada vez más chicos y chicas jóvenes con problemas serios de salud mental, y ahí es donde te das cuenta del arma tan potente que es la danza para ayudar en la terapia a estas personas. En los adultos la cosa es muy variopinta, pero es absolutamente maravilloso verlos cuando vuelven a bailar después de mucho tiempo, o simplemente como se inician en este mundo sin tener ninguna base de nada, llegando a disfrutar de esta disciplina sacándole todo el jugo que ésta nos ofrece a todos los niveles, físico y mental. La danza, para mí, es un estar con uno mismo: te cuidas, creces y cuando sales de la sala parece que flotas.

-¿Hablemos del momento actual? 

-Bueno, estamos en un momento un poco extraño. Económicamente las familias están apretadas, después del Covid llegó la inflación, subidas de intereses, hipotecas y todo lo que ya sabemos. No vamos a negar que vivimos momentos un tanto difíciles, pero yo abrí la escuela en el 2013, contra viento y marea y en medio de una crisis ya impresa en los futuros libros de historia, y como dice mi madre con sus 81 años, “lo de los tiempos difíciles lo llevo escuchando yo toda la vida”. Siempre hay por lo que luchar, seguir y no tirar la toalla. 

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