Historias en primera persona desde la prisión de A Lama

Una de las jornadas de la biblioteca humana en el Marco. // María Seoane
photo_camera Una de las jornadas de la biblioteca humana en el Marco. // María Seoane
El Marco acoge una “biblioteca humana” que permite conversar cara a cara con los internos para conover su realidad

El Marco reconvirtió estos días una de sus salas en una “biblioteca humana”, un espacio para mantener conversaciones con las que favorecer la empatía, la inclusión y la reinserción. Durante tres jornadas, una serie de internos en A Lama que estudian en el centro de educación para adultos Nelson Mandela, ubicado en la propia prisión, compartirán sus historias en primera persona a través de conversaciones de cara a cara con todos los inscritos.

“Es una actividad para visibilizar una realidad de la sociedad”, explica Patricia García, profesora en el centro Nelson Mandela, que añade que “la idea es que tengan la oportunidad de hablar con las personas que estén interesadas, crear un espacio de inclusión, diálogo y muchas veces empatía, de alguna forma es romper con los estigmas y los estereotipos”. Marta García, la jefa de estudios del centro, añade que esta experiencia, que ya se puso en marcha por primera vez el año pasado, ayudó a las personas que cumplen condena a ver “que cuando salgan en libertad pueden ser aceptados porque ya vieron que otra gente los aceptó primero”. Durante la mañana de ayer participaron tres internos de A Lama. Uno de ellos se presentaba reconociendo que “entrar en prisión fue algo terrible, que jamás imaginara que podría pasarme”.

Si bien asegura que llegó “lleno de prejuicios, pensando que todo sería violencia, drogas y maltrato”, comprobó que “al final esto es como un ‘Gran Hermano’ con cámaras, nominaciones y expulsiones”. Lo más duro, añade “es lo que dejamos fuera”. Otro afirma que “entrar en prisión fue algo bueno para mí y recuperé lazos familiares”, durante su paso por A Lama “conseguí dejar las drogas y después un trabajo remunerado que me ayudó a ahorrar y comenzar una nueva vida”.

Otra participante que es una interna de apoyo en A Lama reconoce que “en la prisión recibí el golpe más duro, pero también me di cuenta de que podía cambiar mi vida y hacer algo por los demás” al colaborar para tratar de prevenir que haya suicidios. La actividad continuará hoy y mañana en el Marco con dos sesiones cada jornada, aunque las inscripciones ya están completas. n

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