CELTA

La deriva del Celta ya es total

Iago Aspas recibe un manotazo en la cara durante una acción del partido de ayer en el estadio de Balaídos.
photo_camera Iago Aspas recibe un manotazo en la cara durante una acción del partido de ayer en el estadio de Balaídos.
El equipo vigués dio una imagen de impotencia e incapacidad y facilitó al Getafe la victoria para seguir en descenso

Cuarta derrota consecutiva, quinta en las seis últimas jornadas. El Celta cerró la semana de tres partidos de la peor manera posible: en descenso y sin visos de reacción. En descenso y en picado.  
El Celta tiene la humedad en los huesos. Los escalofríos recorren la espalda de un equipo sin calor alguno, desnudo a la intemperie. Y en la Liga llueve. Y hace frío. Por lo que toca jugar anquilosado, incómodo, sin tener claro cada control, cada toque, sabiendo que cada rebote va a caer del lado del rival. Más si ese rival es el Getafe, un equipo férreo, contundente, que conoce su fútbol al dedillo.
Era una tarde de funeral. Lluvia plomiza y temperatura baja. Y la oscuridad se echó encima enseguida, como un mal presagio. Nadie estaba cómodo en Balaídos. Ni meteorológicamente ni ambientalmente. Partió el equipo vigués repitiendo centro del campo –con el dúo Beltrán-Lobotka– y con las esperadas presencias de Olaza, Brais y Toro Fernández. Partió el conjunto getafense con muchos nombres de su segunda unidad, dado que el calendario le exige tanto en el pasado reciente, con las dos jornadas anteriores esta semana, como en el futuro cercano, con la Liga Europa. Y partió el partido como era previsible: los célticos queriendo tener el balón y los visitantes con afán de robarlo apretando con el equipo adelantado pisando la mitad de campo celeste.
Tras un brioso inicio local, marcado por las ganas de Lobotka de conducir, enseguida se pudo apreciar que la salida de balón de los hombres de Fran Escribá carecía de la confianza necesaria como para hacer frente a la presión alta del Getafe. Las pérdidas en el centro del campo empezaron a proliferar mientras los visitantes esperaban a aprovechar alguna de ellas para hilvanar una buena acción de ataque e inquietar a Rubén. Portillo, con un disparo seco, puso pronto a prueba al meta local.
Empezó a sacudirse un poco esa sensación de peligro el Celta con el paso de los minutos. Hilar una serie de acciones sin pérdida permitió respirar e, incluso, acercarse por el área del Getafe, aunque con la habitual timidez de los célticos en estos lances. Lobotka lo probó desde el borde del área, apareciendo Soria. Lo intentó Aspas en una falta directa, que nació del saque de esquina resultante de la acción anterior. El balón  rozó el palo.
Para el diseño del partido, era imprescindible que el Celta encontrase el ritmo de circulación de balón suficiente y nunca lo hizo. De ahí que retornase su incapacidad para presentarse cerca de la portería rival. El balón era movido de lado a lado por los célticos mientras el Getafe estaba ojo avizor.
El que tuvo ya pasada la media hora Kenedy para aprovechar un regalo céltico. Un regalo insistente en la generosidad. Un pase horizontal entre centrales desnudó la incapacidad de Aidoo para controlar el balón. Lo peor es que Mallo ya estaba más adelantado, posicionado para la salida y el central ghanés, atribulado, reculó tanto que le permitió al hombre de banda del Getafe animarse a llegar a portería y cruzar el balón a gol.
Si al Celta le faltaba fe para controlar un partido tan exigente en lo emocional, el tanto encajado fulminó cualquier atisbo. En la mente de los célticos podía muchísimo más todo lo pasado en los últimos meses que la hora de encuentro que quedaba por delante. De hecho, hasta el descanso el fútbol deambuló sobre el césped de Balaídos.
No varió la apuesta ninguno de los dos equipos tras el paso por los vestuarios. La posesión celeste era totalmente infructuosa y las sensaciones empeoraban según iban pasando los minutos. Esa impotencia se reflejó en las caras de los célticos que iban siendo sustituidos, especialmente en la de un Denis Suárez que sigue peleado con el fútbol. El canterano protagonizó otro partido para olvidar, lo que quedó reflejado en sus lágrimas cuando alcanzó el banquillo. Desesperado, solo, escondiendo la cabeza debajo del chubasquero. 
Pione apareció sobre el césped y dio algo más de vida, pero no la suficiente como para cambiar la dinámica. Poco después, se fue Lobotka para dar entrada a Pape. El eslovaco, menos expresivo que Denis, se limitó a sentarse también solo, con la mirada perdida y el gesto desencajado.

Defensa de tres
En los últimos diez minutos, la apuesta de Fran Escribá fue sacar a Aidoo y meter a Losada, para dejar atrás una línea de tres y a Pione y Brais a pierna natural en las bandas para surtir de balones a los atacantes. Para entonces, y desde hace unos cuantos minutos, ya sólo Iago Aspas se mataba con cierto criterio por pelear contra un destino que se antojaba cada vez más inevitable.
Ya no había ni signos de vida. El equipo celeste se diluía, rebozado en su propia tristeza. Condenado casi desde antes que empezar. Sin respuestas futbolísticas y sin respuestas anímicas. En una noche nefasta, de funeral.
El equipo no ha llegado a funcionar como tal en lo que va de temporada. Las individualidades no funcionan ni en conjunto ni por libre. La afición se marchita. Anoche, en un  duelo clave, menos de 15.000 personas se citaron en Balaídos. Se sabía que iba a ser una noche desapacible en lo meteorológico y se intuía que también en lo futbolístico. No hay fe dentro del equipo ni fuera de él. La situación es límite no por lo clasificatorio, sino por lo ambiental. Levantar el ánimo se asemeja cada vez más a una quimera. Todo pinta negro; muy negro.

Celta:
Rubén Blanco; Hugo Mallo, Joseph Aidoo (Iker Losada, min. 80), Néstor Araujo, Lucas Olaza; Brais Mé ndez, Stanislav Lobotka (Pape Cheikh, min. 74), Fran Beltrán,  Denis Suárez (Pione Sisto, min. 64), Iago Aspas; Gabriel 'Toro' Fernández 
Getafe:
David Soria; Nyom, Djene, Etxeita, Cucurella; Portillo, Arambarri, Timor, Kenedy (Olivera, min. 68); Enric Gallego (Ángel, min. 53), Jorge Molina (Maksimovic, min. 82)
Gol:
0-1, min.36:  Kenedy.
Árbitro:
Mateu Lahoz (comité valenciano). Amonestó con tarjeta amarilla a Araujo, Aidoo y Pape Cheikh por parte del Celta; y a Timor, Arambari y Etxeita por parte del Getafe
Incidencias:
Partido correspondiente a la decimosegunda jornada de Primera División disputado en el estadio municipal de Balaídos ante 14.704 espectadores.

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