Opinión

Uno rapidito

Quién sabe lo que evocará a cada uno el título que encabeza estas líneas. Si habrá provocado una sonrisa o tal vez un desiderátum feliz en no pocos casos. Un cafecito, un cigarrito, un pinchito… Sin embargo yo simplemente quería referirme a este breve artículo en el que poder hacer las últimas reflexiones del año que se va, cuando ya comienza otro sin solución de continuidad. Es un gran invento el cómputo del tiempo pero a su vez aburrido, porque lo ceñimos al lapso de un año permitiendo que cada trescientos sesenta y cinco días todo se repita de nuevo sin salirse de la pauta fijada en ese intervalo temporal artificial.
Pero aunque pueda cuestionarse su oportunidad, es indiscutible su utilidad, porque el tiempo también existe para que no todo ocurra al mismo tiempo, a diferencia del espacio que existe para que no todo te ocurra a ti. Del tiempo dicen que hay que aprovecharlo, “carpe diem”, y que se escapa veloz entre los dedos, “tempus fugit”. Y debe ser cierto porque es algo que sabe en latín la persona menos insospechada, la que teclea “hasta” sin hache o sin “ache”. Ahora que termina el año, percibimos lo rápido que ha pasado. ¿2023 ya? ¿Dónde quedó el año 2000 y el desastroso efecto que nunca fue? ¿Qué ha pasado con mis últimos 10, 20, 30 años? Ahora entiendo la frase de mis padres, de mis abuelos, casi de cualquiera que peina canas, “quién me pillara con veinte años menos y sabiendo lo que sé”. O incluso sin saber nada, en la ignorancia, pero disfrutando como un chaval, saltando sin pedir permiso a las articulaciones, con la melena al viento y todos los dientes. Pero no importa. Lo valioso es el tiempo de calidad que queda y disfrutar de cada día en que abrimos los ojos, tratando de compartir lo mejor de cada uno con los demás. Y ¿por qué no?, teniendo tiempo para uno rapidito. Aquí lo dejo que dije que era breve. Feliz año nuevo, otra vez.

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