Opinión

Víctimas

Ambas son víctimas del victimario que apuñaló a otro chaval de una banda rival, a la vez víctimas de distintas circunstancias, del acoso escolar a la incorporación a bandas juveniles latinas y a las servidumbres a las que se ven obligados. Las madres de ambos se encontraron a la puerta del tribunal donde se juzga al presunto asesino y las dos se fundieron en un abrazo de consuelo. Ninguna debiera estar ahí, una pendiente de que a su hijo le condenen a cadena perpetua revisable y la otra obligada de por vida a llorar al suyo. A ambas les nació de dentro abrazarse, nada como vivir la tragedia desde el fondo de su alma, verse como víctimas inocentes y comprenderse. No han hecho falta programas institucionales para que se encuentren y se perdonen, sólo su sentimiento de pena infinita. Dos vidas, la de la víctima y la de quien le quitó la vida y dos familias destrozadas para el resto de su vida, aunque no sea lo mismo la cárcel que la tumba. 

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