Opinión

HIROSHIMA Y EL FALSO MILAGRO DE LOS JESUITAS

He recibido un correo animándome a rezar el Rosario con motivo de la llegada del mes de octubre. Cosas que pasan. Pero en ese escrito tratan de convencerme de que dedique mi tiempo a esa oración, ofreciéndome a cambio la expectativa de conseguir interesantes beneficios. Y me cuentan, junto a otro presunto milagro atribuido (por el agraciado) a la ayuda divina recibida en contraprestación por el rezo del rosario, que cuando Hiroshima fue destruida por la bomba atómica, todas las casas en un radio de 2,5 Km quedaron destruidas, y todas las personas que estaban a esa distancia murieron; pero (según dice ese correo) el convento de jesuitas de Hiroshima fue el único edificio que quedó en pie y no se derrumbó, y los ocho miembros de la comunidad que vivían allí se salvaron sin ningún problema de salud; y 33 años después todos esos frailes seguían vivos y sanos. Y añade el texto que algo similar ocurrió, unos días después, en Nagasaki. El correo termina diciendo: 'Los científicos que investigaron estos casos no fueron capaces de explicar cómo sus edificios no se derrumbaron, estando a un kilómetro del epicentro de la explosión; ni cómo los frailes seguían vivos y con buena salud, cuando todo el mundo había muerto en la explosión. Los frailes de ambas comunidades afirmaron siempre que ellos estaban vivos porque la Virgen María les había salvado la vida; porque en sus conventos estaban rezando el Santo Rosario constantemente por el fin de la Segunda Guerra Mundial.'


Aparte de que esos frailes eran alemanes, y rezarían no para que terminara la guerra sino para que Alemania y Japón la ganaran, he comprobado que ese texto falta a la verdad y es mendaz. Y como supongo que se lo han enviado a muchas otras personas, considero oportuno e interesante hacer esta publicación aprovechando las páginas de Atlántico.


La mayoría de las casas de Hiroshima (poblada entonces por 400.000 habitantes) eran de madera, y fueron totalmente arrasadas. Pero muchos edificios de esa ciudad habían sido construidos con hormigón armado para hacerlos resistentes a los terremotos, y no sufrieron daños en su estructura. Once edificios resistieron a la bomba dentro de los 500 metros de radio de la zona cero: el A-Dome, actual museo de la Bomba Atómica, con su cúpula característica que también resistió, es uno de ellos. El convento de los jesuitas alemanes que vivían en Hiroshima era un edificio de hormigón, pero la iglesia que estaba al lado resultó destruida. Un relato escrito hecho el año siguiente de la tragedia por uno de esos jesuitas refería que eran 4 los que entonces estaban allí (en versiones posteriores se va incrementando la importancia del 'milagro' y se dice que eran ocho), y que dos de ellos quedaron malheridos con quemaduras y por la caída de vigas. No he encontrado ninguna referencia fiable de que todos ellos sobrevivieran muchos años, pero tampoco de lo contrario. Lo que es indudable es que esa residencia de jesuitas estaba a 1 Km de la zona cero, y que la probabilidad de salvarse aumentaba con la distancia, además de ser mucho mayor si los afectados estaban en una construcción resistente, como fue el caso. En un trabajo realizado por un grupo de médicos de la Universidad de Tokio sobre la mortalidad debida a la bomba de Hiroshima concluyeron que de las personas que estaban a menos de 500 metros de la zona cero (epicentro de la explosión), sobrevivieron el 1,6%, porcentaje que subía al 10% para los ubicados entre 0.6 y 1 Km, al 54,5% de los que estaban entre 1.1 y 1.5 Km, y al 77.4% de los que estaban entre 1.6 y 2 Kilómetros. Eizo Nomura fue el superviviente que estaba más cerca del lugar de la explosión: se encontraba a sólo 170 metros, en el sótano de un edificio que resistió la bomba. Eizo vivió hasta los 83 años. Akiko Takakura también sobrevivió: ababa de entrar a trabajar como secretaria en el Banco de Hiroshima, situado a 300 metros de la zona cero; tenía 20 años: quedó inconsciente momentáneamente, pero sólo sufrió heridas y quemaduras leves. Ninguno de los dos era cristiano: ¿a quién le atribuimos el milagro?


Si Dios o la Virgen del Rosario hubieran intervenido en Hiroshima para salvar a esos Jesuitas, ¿por qué no salvaron a las cerca de 150.000 personas que murieron a consecuencia de la bomba? Cuando les digo a mis pacientes que pienso que van a curarse, algunos me dicen: 'Dios le oiga'. Y yo les respondo: 'no sé si me oye o no, pero si me oye, no me hace caso'. Es curioso: cuando alguien queda mal, es por culpa del médico; y cuando se cura es gracias a Dios!


La petición de que rece el rosario no me ha convencido. Pero me ha confirmado que la falta de rigor y de verdad en las cosas que se inventan y se repiten tiene una implantación en nuestra crédula y acrítica sociedad que me resulta algo casi milagroso.


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