Opinión

Tres eran tres

Los antecedentes más próximos a esta espantada de intenso sabor emocional protagonizada por un presidente indignado porque  hay un juez que osa dudar de la honestidad de su mujer y quiere conocer si su duda es o no razonable, solo tiene que uno sepa tres precedentes históricos ligeramente similares aunque en ningún modo iguales. En 1854, un primer ministro llamado Luis Sartorius, -un sujeto corrupto y abominable por otra parte- se vio obligado a dimitir tras un pronunciamiento militar y su casa fue asaltada por una turba furiosa mientras él huía con lo puesto camino de la embajada de Francia. En 1873, el catalán Estanislao Figueras, -que era un personaje sensato y honorable- elegido primer presidente del poder ejecutivo de la recién instaurada I República, harto de peleas estériles, trabajo inútil, incomprensión y caos, dejó un sobre cerrado en la mesa de su despacho que rezaba “Caballeros, me voy. Estoy de ustedes hasta los cojones” y, a continuación y del tirón, salió a la calle, llamó a un coche de punto, se hizo conducir a la estación y no paró hasta llegar a Francia. Por último, en 1981 y mediante un mensaje que duró diez minutos, el presidente Adolfo Suárez anunció su dimisión cuyo motivo atribuyó a su propia fatiga y a la atmósfera política irrespirable en la que estaba ejerciendo el ministerio y cuyos primeros culpables eran, según su criterio,  los miembros de su propio partido hasta el punto de que se dio de baja en él y creó uno nuevo. En todos los casos, la dimisión del cargo pudo ser precedida de un periodo de reflexión que no ha sido consignado, pero en ninguno de ellos se produjo una interrupción voluntaria del cargo como antecedente de la renuncia. Cuando estos presidentes comunicaron  que no continuarían, ya lo llevaban reflexionado desde casa.
Dicen los expertos en la materia que Sánchez está pensando seriamente en marcharse, lo que probablemente causaría un efecto  demoledor en el ánimo e incluso en la estructura física de la vicepresidenta Montero que ayer por la mañana, despeluchada en la puerta de  Ferraz, más que un cargo institucional de primera división parecía una hooligan fuera de sí del Manchester United. Pero eso es pura especulación. Hasta el lunes, todo es toro. Por si acaso, el rey se ha ido a disfrutar con Nadal en la Caja Mágica.

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