Opinión

Acondroplasia mental

Pues, dilecta leyente, el hombre más pequeño del mundo no es el nepalí Chandra Bahadur Dangi, a pesar de tener una altura de sólo 55,8 cms. Eso, en cualquier caso, lo será físicamente. Pero quien realmente tiene menos altura moral es ese desconocido/a culpable de que un adolescente, de 15 años, permaneciera en coma, tras ser víctima de una “broma” macabra en la que le comunicaban la muerte de su padre, emigrante en Francia. Lo peor es que el joven sufría un “aneurisma cerebral” que fue lo que precipitó su estado.

El hecho ocurrió, hace años, en nuestro vecino Portugal, concretamente en Caminha. El hecho tuvo tintes más dramáticos, si además conocemos que ese desconocido, comenzó con una primera llamada telefónica en la que le comunicaba que su progenitor había sufrido un accidente. Como no le pareció bastante, hizo esa segunda llamada más cruel.
Esa reiteración en la supuesta broma, de tintes siniestros, hace sospechar en un ánimus laedendi, incluso necandi, más que un ánimus iocondi. Vamos, que el autor de los hechos, tanto por el tipo de broma, su reiteración en la misma y la situación de la víctima, tanto familiar como de salud, debe ser un sicópata o un mongolito de libro, al que debería contratar Sánchez como asesor, para sus puyas a la “leal” oposición, ahora que ya no tiene al Coletas para hacerle el trabajo sucio.    No conozco el diagnóstico, ni si se habrá curado y, en su caso, si influiría en su recuperación la presencia de su “resucitado” padre, que se desplazó rápidamente junto al chico; pero no sería tan difícil identificar a ese enano/a mental (portador de acondroplasia. pero psíquica) y luego juzgarle con toda la dureza que la ley lo permita.

En cuanto a lo primero, no me resulta justo que ese tipo de chance llevase la etiqueta  de “made in Portugal”, dado el carácter reservado y apacible de los lusitanos, que incluso, para no molestar, hicieron una revolución de sainete, con parada en los semáforos en rojo y claveles en los fusiles. Supongo que se habrá investigado, entre los más cercanos al muchacho, pues tuvo que ser alguien que conociera datos personales y familiares de la víctima. Para mí que también habría que averiguar sus contactos en las redes sociales, en donde estos jóvenes se confiesan sin saber muy bien con quién. Supongo que la investigación no la llevaría a cabo el inspector Gonçalo Amaral (el de a niña Madeleine)
En segundo lugar, sea cual sea el resultado médico del incidente, habría que estudiar si se da esa relación de causalidad entre la “broma” y el estado en que se encontraba el joven, ya sean lesiones o intento de homicidio.

Esperemos que el velo tapando los ojos de la dama de la Justicia, que representa la imparcialidad, no se convierta, como tantas veces, en un elemento de ceguera.
Por cierto, me encanta el bacalao a la portuguesa y en el “Yantar” lo preparan igual o mejor que en la “Lusitania”, y aladito de casa.

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