Opinión

Como tanteando...

¿Nunca has tenido tú la sensación de encontrarte perdido? No sabes adonde vas, no sabes por donde tirar, andas y desandas... y vuelves al mismo sitio. ¿Has sentido alguna vez esa angustia de no saber dónde estás, dónde ir, cómo salir de la situación?
Los impactos que recibimos se multiplican cada día. Las expectativas que generan en nosotros son cada vez más plurales. No bien conseguimos una cosa, ya la convierten en obsoleta con ofertas muy mejoradas. ¿A qué atendemos? Nos incitan a progresar, a disponer de más elementos de comodidad, a consumir lo que haga falta. Lo que haga falta para competir, para mantenerse a la altura, para ganar. Para ganar en consideración social, en bienes de disfrute inmediato, en prestigio.
Muchas veces andamos como a tientas, tanteando: esto puede ser, esto... acaso, esto... no sé, esto... Y va surgiendo allá dentro una terrible sensación de desconcierto, de inseguridad, de insatisfacción. Debe ser algo parecido a encontrarse en arenas movedizas, como si los apoyos se tornaran frágiles, como si se borraran los perfiles, como si se disolviera la firmeza de nuestro suelo.
Podemos drogarnos de muchas maneras: cosas, actividades, evasiones... Pero hay algo en el fondo de nuestra intimidad que emerge retador: ¿qué buscas? Permanece siempre activo un punto de inquietud salvadora: ¿es esto lo que realmente quieres? Se abre camino la luz de una conciencia que nada puede acallar: ¿y tu futuro?

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