Opinión

Todos jubilados

Dentro de unos pocos años no va a haber sitio en Vigo desde donde contemplar las obras ante la avalancha de jubilaciones que llega de los niños que lo fueron (fuimos) en la década de los sesenta, cuando las familias rara vez tenían menos de tres o cuatro hijos. Todos esos, que son docenas de miles, se preparan para pasar a la reserva y desequilibrar todavía más la balanza. 

En Vigo todavía hay un cierto equilibrio: hay algo menos de dos trabajadores en activo por cada emérito, pero en la provincia son mayoría los ayuntamientos donde ocurre al revés, incluida la vecina Redondela. Es cuestión de tiempo que también pase en Vigo. Poco tiempo, por la baja obligada de docenas de miles de personas. La solución para que el sistema no salte por los aires pasa por ampliar la base de cotizantes y eso solo ocurrirá si la inmigración extranjera sigue creciendo como ya resulta visible en los colegios. No hay otra solución: las familias autóctonas se han quedado en el chasis por la caída imparable de la natalidad y no habrá marcha atrás porque la sociedad, como el humor, ha cambiado y mucho. 

Claro que la llegada de trabajadores del exterior exige que haya trabajo y ahí estamos. El pasado año, unas 5.000 personas probaron suerte en Vigo, la mayoría venidos desde el otro lado del Atlántico, con Venezuela y Colombia a la cabeza, producto del desastre político y económico de sus respectivos países, gobernados por ineptos populistas. Pero Vigo se quedó lejos de A Coruña, donde llegaron 12.000, una barbaridad. Pero nada comparado con la comunidad de Madrid, donde hay ahora mismo 1,1 millones de extranjeros censados, una de cada seis personas: porque hay posibilidades de conseguir un empleo. 

En Vigo son unos 23.000, todavía lejos del 10 por ciento del total de la población, que según los expertos marca fronteras sociales, aunque en Galicia se da la circunstancia de que la mayoría de inmigrantes proceden de Sudamérica y son los que más fácil tienen su integración. Se avecinan tiempos interesantes, sin duda, que veremos desde una valla de obra.

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